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La traición

Siento que no me van quedando tantos amigos.

De hecho, me pongo a pensar y no me salen para completar los dedos de una mano. Es más, me da miedo/vergüenza pensar que yo considero muy buenos amigos a ciertas personas y que quizá esas personas simplemente me consideran un amigo más como a mí me pasa con mucha gente.

Perfecto no soy, pero sí que cada vez soy más sincero.

Como decía aquella canción que escuché por primera vez en Inglaterra, soy mucho más de lo que un día soñé (y lo que me queda). Me siento orgulloso de ello y soy consciente de que eso rechina.

He tenido suerte en la vida (ojo, sólo tengo 32), pero tampoco es menos cierto que me lo he trabajado y me lo sigo trabajando, que nadie me ha regalado nada y que en los momentos claves he tenido el arrojo suficiente. En estos 32 años, si algo he aprendido es que la suerte favorece a los audaces.

Parece que tienes que ser políticamente correcto y ocultar tus éxitos/fracasos: sin embargo, mi lengua sigue siendo cruda, intento hablar sin tapujos: molesta. Claro que las cosas me pueden ir mal el día de mañana, pero aquí está mi yo presente y estará mi yo futuro para tratar de evitarlo.

Duermo poco, pero bien. He intentado no hacerle la pelota nunca a nadie. Creo que soy agradecido con quien me ha ayudado. Y odio poco, porque enseguida paso del amor a la ignorancia. Este último punto también suele picar: la gente prefiere que bajes a su nivel, que les enfrentes para hacerlo, pero nunca les gusta que pasen al cajón de la indiferencia.

Es cierto: la vida me va bien, tengo la ambición para que vaya todavía mejor y no me conformo. Suele generar envidia. A veces es difícil notarlo, por lo sutiles que son las señales. Eso no quiere decir que no se produzcan.

Tampoco soy tonto. Es natural, por ejemplo, que una persona que está “machacada” por las circunstancias negativas que le está tocando vivir no reciba nuestras buenas noticias con un estallido de felicidad. Quizás no le salga… Aunque tú intentes ser lo más discreto posible, siendo consciente de su situación.

Esto último, déjame que te lo diga, no evitará el final: la traición. No será un proceso rápido, se irá cocinando a fuego lento, esa persona y tú lo sabréis, te lo podrás callar o no en función de tu personalidad. Pero sucederá.

Sólo te queda una salida posible: que no sea tu culpa. Cada día tengo más claro que comenzaré a perder cuando me salve, cuando me baje del carro y traicione a mis amigos. Si peleo, no es por tener más dinero, un coche más grande que el vecino o cualquier otro bien material: peleo día a día para no tener que traicionar.

Palabrita de que ese día no llegará.

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Comentario

  1. Respuesta de Rosa Díaz sobre la traición a la pregunta ¿Cómo es de cerca la traición?, en una entrevista en elmundo.es:

    Negra. La traición forma parte de la vida. Es doloroso, sobre todo si es de personas en las que has confiado. Hay que condenarlo y calificarlo y situarlo. Para que la gente lo vea. ¿Pero cómo vas a dejar de confiar en la gente? En la inmensa mayoría de la gente se puede confiar. Hay muy poca gente verdaderamente mala.

  2. Ya eres grande, aunque seguramente sea sólo una pequeña parte de lo que llegarás a ser.
    Gracias por ser uno de mis ejemplos a seguir; si hay una cosa que agradezco de la carrera es haberte conocido (y no, no es peloteo, que lo odio igual que tú 😉 )

    muakas!