¿Por qué un blog?

He tardado bastante tiempo en crear mi propio blog, aunque era algo que tenía pensado desde hace mucho tiempo. La principal razón es la que considero como obligación de tener algo que contar. Así de simple. Soy bastante crítico conmigo mismo e intento no opinar de algo si no tengo una opinión que considero suficientemente formada —por otro lado, no critico a todo aquel que se decida a hacerlo con mayor alegría y rapidez, cada uno es como es—. No digo que algunos no tengan derecho a expresarse, pero otros tampoco tenemos la obligación de escuchar por escuchar al primero que pase. La crítica y la autocrítica son productivas y a mí, con la mayor de las modestias, me gusta hacer las cosas bien.

En los últimos años me he dedicado, humildemente, a formarme —en el sentido más amplio de la palabra— y a provocar situaciones para ‘que me pase algo’ y así tener algo que contar en el futuro. Ahora, supongo, comienza una nueva etapa de mi vida en la que ofreceré mi parecer, equivocado o no, sobre dos aspectos que me interesan mucho: la economía y la comunicación. También me interesa mucho la economía política —pero detesto con todas mis fuerzas la política y a los políticos—, la publicidad y la gestión de empresas, personas e ideas.

Otra de las razones por las que me he decidido a escribir un blog es que las personas con inquietudes similares ­—o totalmente opuestas— me sugieran cómo mejorar o me informen de errores que pueda cometer. Intentaré solucionarlos día a día. Además, pretendo que la presión de tener el presente blog me haga ponerme las pilas y desarrollar mucho más deprisa. Sin duda, puede ser un buen mecanismo para progresar.

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Debo agradecer a Jorge García y Alberto Triano su colaboración en la puesta en marcha del blog. Sin su ayuda y con mi irrefrenable tendencia a meter la pata, no hubiera sido posible o me hubiese costado muchísimas horas más. Desinteresadamente y con escaso esfuerzo, me han ayudado a solucionar todos y cada uno de los problemas y sustos con los que me he encontrado y he padecido.

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¿Qué debes hacer si quieres citar un artículo mío? Hago literalmente mías las palabras de Gonzalo Martín: ‘Es una regla elemental de cortesía tomarse la molestia de enlazarlo siempre que se pueda para que se conozca la fuente original. Comunicarse conmigo, avisándolo, sirve, también, para hacer amigos’.