Un pequeño capítulo más

No hablaré de la  abdicación del rey, pero no por ello no me llena de orgullo y satisfacción anunciar lo que es un capítulo más: esta semana recibí el libro «La televisión de la crisis ante el abismo digital» donde tengo el honor de aparecer como colaborador al escribir un capítulo. Editado por Miquel Francés y su equipo, es fruto de las Jornadas #CONTD del año 2013.

En mi opinión, es un tema/libro oportunísimo. Se habla de cómo la crisis afectó al sector, pero también de formatos, contenidos, programación y consumo.

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Máster en Comunicación digital: diseño y desarrollo de contenidos interactivos

Desde hace unos meses, ando metido en un lío. Un lío gordo. Me encanta meterme en problemas y, si son buenos problemas, mejor. Desde hace unos meses, junto a Ángel Ortiz y gracias a la iniciativa de Raquel Urquiza, he estado diseñando el Máster de Comunicación Digital: diseño y desarrollo de contenidos interactivos de U-tad.

Han sido meses intensos de establecer módulos, clases, contactar profesores y diseñar lo que está siendo la promoción del máster: me lo estoy pasando pipa. Y mi opinión —nada objetiva, por supuesta— es que el máster ha quedado muy bien y promete bastante. El feedback que recibimos de la gente cercana así lo demuestra.

Ángel y yo teníamos una obsesión: dotar al alumno de comunicación de una gran base tecnológica con el que afrontar los retos comunicativos que se presentan en el día a día de una empresa o departamento de comunicación en su sentido más amplio. Es por eso que el programa está dividido en tres grandes módulos: 1 ) ecosistema comunicativo digital, 2) tecnología, diseño y desarrollo y 3) herramientas de comunicación digital. En total, los módulos 1 y 3 suponen un 60 por ciento del total, dedicando el restante 40% a programación, gestores de contenido y usabilidad. Con ello, buscamos que el alumno adquiera los conocimientos y las capacidades necesarios para planificar medios digitales, elaborar un plan de comunicación, conocer los derechos de propiedad intelectual y privacidad de los usuarios o conocer los principios de la programación de contenidos para Internet.

Además, otras bazas importantes: se convocan 20 becas del Banco Santader, cuya dotación oscila entre el 10% y el 40%, sobre el importe de la docencia del máster y se establece un compromiso de prácticas para todos aquellos alumnos que realicen el máster.

Ángel enumeró (vía Twitter: #MCDI) varios aspectos que los alumnos podrán realizar tras empaparse de los contenidos del plan de estudios:

1) Elaborar plan de comunicación y diseñar estrategias para su difusión digital

2) Entender los aspectos jurídicos de Internet

3) Gestionar equipo de personas y redes digitales para una mejor comunicación

4) Diseñar y maquetar sitios web

5) Programar y desarrollar en #HTML5, #PHP y #CSS

6) Gestionar y customizar CMS como #Wordpress, #Joomla o #Drupal

7) Gestionar sistemas de #eCommerce a través de #Prestashop y #Magento

8) monitorizar contenidos y analizar las métricas del comportamiento de tu audencia en redes sociales

9) Crear campañas de publicidad online y generar modelos de negocio basados en SEO y PPC

10) Crear Estrategia de comunicación mobile, Mobile marketing, Publicidad móvil y Mobile commerce

Colaboración en Quality Sport: Nicola Karabatic

El balonmano me gusta más por momentos. Desde que me convertí en Marketing Supervisor —freelance— para la EHF, no pierdo detalle a las competiciones europeas (la española da pena) y, en especial, de la Champions League. El trabajo me encanta, pues tienes que coordinar diferentes aspectos relacionados con los medios y el marketing con toda la presión que supone un evento en directo. I love it.

Pero no quiero hablar hoy del balonmano en sí, sino de la colaboración que realicé con la revista Quality Sport —¡dije ya que me encanta?—. Junto a José Manuel Domínguez, hemos escrito un artículo sobre, para mí, el mejor jugador de balonmano actualmente: Nicola Karabatic. El artículo, que lleva por título ‘El líder de Les Experts’ se puede descargar en iPad o desde aquí.

Este año, el amigo Nicola ha guiado a la Francia campeona y, veremos, si clasifica al Barcelona para la Final Four de Colonia. Todo combinando inconformismo, técnica, carisma y liderazgo.

¿Qué buscas, Bezos?

Han pasado ya unas semanas y, después de haber leído opinión tras opinión, vuelvo a darle una vuelta a los motivos que han hecho que Jeff Bezos, el fundador de Amazon, adquiera el Washington Post. Reconozco que he leído bastante en el último mes, aunque también tengo que decir que no todas las lecturas se merecían que las leyera… Aquí y aquí lo que más me gustó, por serio y profesional.

Encuentro, principalmente, tres motivos por los que Bezos se ha decidido a adquirir uno de los periódicos más importantes de Estados Unidos. Los expongo aquí:

Por visión de negocio

Puede que Jezz Bezos, al que le sobra la pasta, tenga una idea de negocio que revolucione el sector o, al menos, le ofrezca una bocanada de aire fresco en modo de modelo de negocio. Puede ser.

Incluso puede ser que un tipo como él busque ser motor de cambio, de forma consciente, en los múltiples sectores en los que su dinero le permite participar, entre los que se encontraría la prensa. Hay que recordar que el precio de venta del Washington Post ha sido ridículo (2.800 millones de dólares)  si tenemos en cuenta la gran cantidad de capital de la que dispone el propio Bezos —Bezos, la persona; no Amazon, su empresa más conocida. Llegué a leer que en las cuentas bancarias del nuevo Jobs —si tenemos en cuenta la reacción del personal— recibe el doble de esa cantidad… a la semana.

A día de hoy, todavía no se sabe si Bezos tiene estrategia o no la tiene, lo que sí se sabe es que va a ser paciente y va a probar y probar. En este sentido, si este fuera uno de los motivos que le ha llevado a comprar uno de los periódicos más influyentes de Estados Unidos, lo que ha buscado es el adquirir el desafío de redefinir el concepto de periódico. Si se tiene en cuenta su personalidad y las diferentes inversiones que ha realizado con anterioridad, esta hipótesis podría encajar.

A su favor juega que es un empresario de Internet, con todo lo que eso conlleva desde un punto de vista tecnológico: no forma parte de la vieja legión de directivos de medios sino que sabe hacer funcionar empresas en la que cliente online —sí, cliente, no lector— y algoritmo se lleven bien. Y esto enlaza con la segunda posibilidad.

Por complementariedad con su negocio principal, Amazon

Puede que en la mente de Jezz Bezos el sector de la prensa encaje a la perfección con sus planes de expansión en Amazon y, en concreto, con la explotación comercial de su tableta Kindle. Puede que la compra del Washington Post sea sólo un movimiento que, lejos de ‘salvar’ al sector, busque, lenta pero decididamente, ampliar los horizontes de venta de Amazon.

Dudo mucho que Bezos no vea ninguna conexión entre su actual negocio… y el sector de la prensa. Y dudo mucho que, si la ve, no intente aprovecharla.

Por Poder

Puede que Jezz Bezos ambicione tener más poder. Por interés personal o profesional, pero que busque tener más poder. En eso, la prensa, por mucho que pese a alguno, no está en crisis: con o sin Twitter, la agenda mediática sigue siendo marcada por los grandes diarios.

Y el Washington Post, no lo olvidemos, sigue teniendo influencia. Es el diario de la capital y, por tanto, del centro político de los Estados Unidos.

La compra del Post podría hacer que, para Bezos, se abran las puertas del stablishment, donde los empresarios digitales, más si son de la Costa Oeste, no abundan.

Si es esto lo que busca, también supondría el acercamiento de los grupos de poder norteamericanos a la economía digital. El salvavidas aquí sería no para la prensa, sino para la economía y para la política de los Estados Unidos. Y esto, a mí, modestamente, me parece mucho más importante, aunque supongo no mirarse el ombligo (periodístico).

Sobre qué busca Bezos todo son hipótesis. Veremos…

De nuevo, Corea. De nuevo, Hallyu

Ayer domingo, en el dominical de El País, ofrecieron un amplio reportaje sobre el Hallyu, el movimiento cultural. El artículo, gustándome mucho, no dijo nada que cualquiera que sepa qué es la Ola Coreana pero, coincidiendo con el golpetazo que nos hemos pegado con la no concesión de los Juegos Olímpicos, me hizo reflexionar sobre la Marca Corea y la Marca España. Aunque no lo parezca, todo está muy relacionado con el Hallyu.

Hace menos de veinte años, Corea era considerada como un pequeño país del Extremo Oriente sin que la caracterizara nada en especial. Si acaso, algunas antigüedades culturales como la cerámica de celadón de Goryeo, las impresiones hechas en metal, el kimchi y el sistema de escritura conocido como hangeul era lo que representaba al país. En esa época, los coreanos tenían en alta estima los estándares y criterios sentados por países avanzados, y envidiaban el éxito obtenido por ellos

Hoy en día, hay agencias estatales que promocionan el K-pop o los K-dramas con el mismo ímpetu con el cual se promocionó el deporte en España tras las Olimpiadas de Barcelona o se ha intentado hacer ahora con las Olimpiadas de Madrid. La diferencia es que los coreanos saben hacerlo muy, muy bien. Mejor, diría yo, que lo que se hizo con Barcelona y, obviamente, mucho mejor de lo que se ha hecho con Madrid.

Entre otros, el Ministerio de Cultura, Deportes y Turismo (MCST, por sus siglas en inglés), la Organización de Turismo de Corea (KTO), la Agencia para la Promoción del Comercio y la Inversión de Corea (KOTRA) y la Asociación de Comercio Internacional de Corea (KITA) destinan una parte de sus presupuestos a programas y promociones para impulsar la imagen nacional en ámbitos diversos, desde el K-pop hasta la cocina coreana.

Los coreanos han visto la necesidad de venderse en el Exterior, han aprendido a hacerlo y ponen todos los mecanismos públicos –y varias empresas privadas como arietes- para que su cultura ‘colonice’ de forma blanda, como se dice en el artículo, primero Asia y luego el resto del mundo. Y, claro, de paso, se venden productos coreanos en todos los mercados, especialmente en tecnología y… cosméticos.

En España, lejos de bobadas vacías de contenido como la Marca España, se necesita una verdadera estrategia de política exterior que nos sitúe de forma óptima donde suceden las cosas. El sector de las series de ficción española, por ejemplo, sería un buen sector para empezar, ¿dónde está el apoyo público? No tenemos nada que perder y sí mucho que ganar.

Twitter Analytics

¿Alguien recuerda el revuelo que se montó cuando Twitter anunció que permitiría descargar el historial de tuits de las cuentas propias? ¿Alguno lo utilizó más allá de descargarlo el primer día? Bien, pues eso es lo que pasará con Twitter Analytics.

Medir lo que pasa en Twitter, especialmente para algunos sectores, es muy importante. Especialmente, cuando hay publicidad de por medio. Pero de ahí a que se conviertan en vitales… va un trecho.

Curiosear está bien. Pero tiene sus limitaciones. Y es para eso para lo que sirve Twitter Analytics. Al menos, de momento.

El anuncio del lanzamiento para todos los públicos de Twitter Analytics debe ser entendido como un acercamiento (o un intento de acercarse) a las marcas por parte de Twitter. Eso sí que es interesante, pero entendido como un proceso mucho más grande y global.

Bienvenidas sean las analíticas de la propia Twitter, pero mantengamos la calma. A veces cansa el piar de algunos.

De vídeo on line, Yahoo! y Hulu como objeto de deseo

Hace varios días saltó la noticia de que Yahoo!, espoleado por Marissa Mayer, está interesado en hacerse con Hulu, la plataforma de vídeo on line creada por las principales cadenas de televisión norteamericanas.

Con cuatro millones de usuarios registrados y un saldo claramente positivo en sus ganancias del año pasado, Hulu se ha convertido en un blanco muy tentador: son más de cuatro las empresas que quieren hacerse con él. Las cifras, aunque importantes, me dan igual a día de hoy.

Yahoo! parece tener claro que el futuro de la televisión pasará por el streaming. Hace un tiempo fracasó en el intento de comprar DailyMotion pero, en lugar de darse por vencido, sigue buscando alternativas para no quedarse fuera de este mercado tan interesante.

La cosa es que, al contrario que sucede con la música, el mercado del vídeo on line, muy prometedor, todavía no está consolidado. Y sí, ahora me hablarán de Netflix; pero no, no está consolidado. Queda mucho que batallar.

Además, está el papel que las televisiones juegan y jugarán en este punto. El negocio, tanto de Netflix como de Hulu, y al contrario que el de YouTube y DailyMotion, se basa en la adquisición de complejos derechos de emisión y no en el consumo generado por el usuario.

Los creadores de contenidos, que antes buscaron la unión con los sistemas televisivos más tradicionales para sobrevivir, intentan hacer lo mismo —en una nueva vuelta de tuerca en lo que se refiere a concentración, convergencia e integración— con los servicios de vídeo en línea.

En este sentido, el caso de Hulu.com es paradigmático. Fundada en 2007, se trataba inicialmente de una joint venture de NBC Universal y News Corporation para desarrollar en Internet una televisión de libre acceso financiada por medio de publicidad que, en tan solo en dos años, ha conseguido que al proyecto se uniera Disney, como otro de los grandes grupos que ofrece su respaldo a la iniciativa, y Providence Equity Partners, cuya aportación de capital riesgo, además de indicar por sí misma cierta viabilidad del modelo de negocio pretendido, ha ayudado financieramente a consolidar la estrategia y a acelerar los tiempos.

En octubre de 2010, la propiedad de Hulu se repartía de la siguiente forma: NBC Universal poseía un 32 por ciento del capital; Fox Entertainment Group, propiedad de News Corporation, poseía un 31 por ciento; ABC, propiedad de Disney, poseía un 27 por ciento; y Providence Equity Partners, a cambio de la aportación de 100 millones de dólares estadounidenses, era propietaria del 10 por ciento de la empresa.

De esta manera, en lo que respecta al panorama audiovisual estadounidense —pues por ahora Hulu sólo está dirigido a usuarios de ese país—, de las tradicionales grandes cadenas televisivas, tan sólo CBS queda fuera del proyecto que, por otro lado, comienza a dar sus primeros beneficios y a innovar con nuevas fórmulas de suscripción y visualización que incluyen el pago y la posibilidad de usar el servicio en el televisor tradicional respectivamente.

El servicio ofrece, en modalidad streaming, además de los programas de las grandes cadenas propietarias, multitud de emisiones realizadas por una infinidad de canales estadounidenses, generalistas y temáticos, que obtienen un alto porcentaje de los ingresos de la publicidad generada.

De esta forma, los socios de Hulu participan en todos los negocios posibles, en los tradicionales y en su canibalización por sí mismos. Además, desde sus inicios ha contado con grandes acuerdos de distribución con las principales compañías de la red como Microsoft, AOL, MySpace, la propia Yahoo! y Comcast; y al frente del proyecto se situó a Jason Kilar, joven ejecutivo que antes había trabajado en Amazon, con una gran experiencia en entornos Web.

No sé si Yahoo!, en este acelerón chequera en mano en el que se ha metido de lleno, acabará haciéndose con Hulu, pero sí sé que en este marco se darán las grandes batallas de los grupos televisivos en el futuro.

Sólo hay que ver las cifras de consumo de material audiovisual en la Red y el abandono de los canales tradicionales —en abierto, por satélite o por cable— por parte de los usuarios para echarse las manos a la cabeza de lo que viene.

Si Google ya tiene YouTube y Netflix anda por libre y con planes de expansión, Hulu se convierte en una pieza muy deseada, ya con un modelo de negocio viable pero todavía por explotar. Como he leído hoy mismo, el negocio no es la tecnología, sino que éste se asienta sobre la actividad del usuario. El proceso será lento, pero irreversible: la programación televisiva, tal y como la conocemos, está dejando de tener la importancia central que ha tenido.