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Más sobre la guerra del fútbol: los llantos de las radios

Lo tengo muy claro: las radios van a acabar pagando. Su llantos me recuerdan a aquellos dos paisanos, en los albores de la revolución industrial, que se reían de otro porque se le ocurrió vallar su terreno de campo, acotándolo: se llamaba propiedad privada y aquellos tontos no lo supieron ver venir. Como estúpidos turistas, se pensaron que el mar tan sólo estaba agitado cuando era un tsunami lo que venía. Ahora, que ya toman conciencia, atacan. Gandhi decía que primero te ignoran, luego se ríen de ti, después te atacan y entonces ganas. Roures es muy listo y va a ganar. El fútbol, más que otra cosa, es negocio. Ni bueno, ni malo: negocio. El argumento de los periodistas deportivos afectados diciendo que nunca se ha pagado es, como poco, irrisorio. Lo de la publicidad gratuita al fútbol o el derecho a la información ni siquiera lo voy a comentar detenidamente. Si radias fútbol es porque tú eres el primer interesado o, ¿qué pasa?, ¿que los anuncios entre gol y gol, entre pase y pase, que se escuchan por la radio son regalados? En cuanto a lo del derecho a la información, cuando muy a menudo lo que sucede es que se reúnen unos cuantos colegas para narrar el partido y decir lo que a uno se le antoje, me produce risa. Lo siento, pero es así.

Si no quieres pagar, no lo hagas: puedes radiar los partidos utilizando un televisor. De hecho, eso es lo que se hace en el 90 por cien de las narraciones televisivas; aunque se tengan los derechos sobre los partidos. Se llama ahorro de costes. Lo que pasa que mucha gente no lo sabe y piensan que siempre se acude al estadio.

Otra cosa es el hecho que la tecnología pronto supere ‘el problema’ y permita resolverlo a favor de las radios. Puede ser y es totalmente comprensible. Pero el problema ahora mismo es más económico y político, también de negocio, que futbolero o tecnología. Uno tiene los derechos sobre un determinado evento: si lo quieres, pagas; si no, largo. Los amos de la información, del negocio, suelen ir cambiando: el proceso es lento, casi imperceptible, pero, paradójicamente, siempre pilla con el pie cambiado al que estaba sentado en el trono.

He escrito varios post sobre la guerra del fútbol: este es un nuevo capitulo. Ahora atacan, entonces pierden. La cosa va de piratas y corsarios.

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