Bien… pues… el domingo estaba aburrido y me saqué la certificación de Google Analytics a nivel individual. Por su nombre formal: Google Analytics Individual Qualification (GAIQ). Un 91 por ciento de acierto está más que bien. Salí contento.
Eso sí, estuve a punto de meter la pata porque gran parte de las preguntas —no sé cómo lo hice—, aunque las contestaba, no se quedaron bien marcadas y, en el momento final, cuando iba a finalizar el test, me salió un mensaje de aviso que decía que tenía preguntas sin responder cuando yo estaba seguro de haber respondido a todas —bien o mal, no tenía ni idea.
Como paraba el programa para averiguar la respuesta y no perder el tiempo que te dan (90 minutos), aunque como digo luego marcaba las respuestas y la pregunta como contestadas, el programa no lo identificaba así. Me tocó revisar pregunta a pregunta y comprobar que todas estaban marcadas antes de concluir el examen. Menudo susto me llevé… No pasaba nada porque tenía tiempo de sobra pero soy el típico despista’o al que le pasan estas cosas…
Además, pese haber visto los vídeos de la Google Academy, de haber leído a gente que ya se lo había sacado, de la ayuda de mis compañeros, etc. encaraba el examen con algo de miedo. A la quinta pregunta, como le pasará a muchos, ya se me había pasado y todo fue rodado. Si algo no sabía, a Google Analytics. Si todavía seguía sin saberlo, a Google. Si tampoco, a Avinash o cualquier otro manual.
Más que por el título, el certificado me lo saqué por ponerme a prueba. Tampoco soy yo muy fan de ser el que mejor sepa usar una herramienta —de hecho, tengo un cierto desprecio por Google Analytics no del todo bueno—, pero sí es verdad que la certificación está bien valorada ahí afuera. Para mí, la analítica no es una herramienta, es una forma de pensar para tomar decisiones de negocio.