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En línea recta

El domingo salí a correr con amigos. No era la típica quedada, sino que mi amigo Alfredo se lo tomó en serio y montó una carrera con dorsal, 10KM y 5KM. Cada uno se apuntaba a la que quería. Todo muy informal, todo muy bien organizado. La C.D. Valdebebas Race Again, by WeFight.

Me apunté a la de 10KM, pero luego el entrenador me dijo que mejor hacer un test de 5KM para probarnos tras el confinamiento. Aunque puedo mejorar, estoy contento con el resultado.

El buen rollo del Club y la carrera son geniales. Pero lo mejor fue el post-entreno. Alfredo y Juan trajeron a a Juanmi Esteban Aceituno. Y su historia nos conmovió.

Por avatares de la vida, Juanmi pasó 10 años en la cárcel. Aunque ya tenía un buen historial de deporte a sus espaldas, allí le dio por correr. Y de qué forma corría. Tanto que, en sus permisos y tras salir, comenzó a correr en carreras populares, maratones y carreras de triatlón.

Resumo mucho, pero su historia, sus palabras, hablaban de ir en línea recta: tener un objetivo y no desviarse. Me llegó.

Y lo hizo porque yo también lo he vivido: las dificultades siempre son muchas pero, como decía Saint-Exupery, «el mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe a dónde va». Y eso es lo que le ha pasado a Aceituno.

El deporte es lo de menos. O no. Pero caminar en línea recta, ay, caminar en línea recta… aunque discutas, aunque te cueste, aunque no quieran que lo hagas. En los estudios, en el trabajo, en los deportes, con todos tus errores, dentro de la familia, con los de fuera. En la vida, en definitiva.

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