Según conceptos de empresa, las integraciones verticales y horizontales como también las multimedia, responden a estrategias de crecimiento de los diferentes grupos. Las razones por las cuales se deciden llevar a cabo pueden ser ofensivas, que responden a la iniciativa de la empresa y pretenden aprovechar una nueva línea de negocio; o defensivas, como respuesta a la acción de un competidor o competidores y tratando de evitar que estos últimos ocupen un mercado que no poseían o una posición de privilegio (Bajardí y Amigo, 2004: 252). Así, la decisión de tomar una estrategia u otra, depende de cada momento: de la situación financiera, de la competencia o del poder de mercado o licencias conseguidas (Bustamante, 1999: 90).
Por integración vertical se entiende aquella situación en la que una empresa controla varias fases del proceso. En el caso audiovisual, cuando se tiende al control de la producción, de la distribución y de la comercialización del producto audiovisual. La integración horizontal, en cambio, ‘implica la decisión de gestionar un tipo de negocio determinado, situado en una fase concreta del proceso comercial; en cierto modo, sus ventajas e inconvenientes son opuesta a los de la integración vertical, porque fomenta la especialización y permite generar sinergías y economías de escala, pero no proporciona el control simultáneo del aprovisionamiento y la distribución’ (Sánchez Tabernero, 2000). Por último, la integración multimedia trata de diversificar sistemática y consecuentemente en diversos sectores las líneas de negocio de la empresa.
BIBLIOGRAFÍA
Bajardí, Javier; Gómez Amigo, Santiago (2004) La gestión de la creatividad en televisión: el caso de Globomedia. Navarra: EUNSA
Bustamante, Enrique (1999) La televisión económica: financiación, estrategias y mercados. Barcelona: Gedisa
Sánchez Tabernero, Alfonso (2000) Dirección estratégica de empresas de comunicación. Madrid: Cátedra