El mercado corre, Internet vuela

El asunto traerá cola. Y queda mucha tela que cortar. Hablo del conflicto entre medios y Google. En mi opinión, está claro: los medios tienen mucho que perder. La realizad es tozuda y harían mal en dejar de aprovechar las ventajas que el nuevo entorno trae consigo. Más que nada porque, si ellos no lo hacen, lo harán otros. Esto parece la historia de nunca acabar. Unos ven el tsunami y se preparan para ello; otros, lo intuyen y saben que algo pasa; otros, en cambio, siguen eligiendo bañador. Al tiempo.

Suena raro que una empresa implicada defienda el derecho a Internet, está claro. No seré yo el defensor a ultranza de Google. Pero, la idea sirve: hay mucho más en juego de lo que pueda parecer. Son los modelos de negocio, esos que Internet reventó en su momento. Ahora… sólo vivimos las consecuencias. Hay algunas buenas y otras malas. Pero, las ventajas que el nuevo entorno ofrece a los medios de comunicación y a los profesionales que lo habitan es inmenso. No sé por qué carajo no se aprovecha. O, bueno, sí  lo sé: da más rabia aún.

El tema de los snippets es lo de menos. Pequeñas anécdotas en un mundo cambiante. Me vuelvo a quedar con una frase de Rubén Gallardo: «El mercado corre, Internet vuela». Pues eso.

Lo que Twitter trae consigo

Hoy quiero hablar de dos noticias. Quizá a algunos les parezca una tontería, pero en mi me parecen de gran importancia en el entorno de la comunicación.

Por un lado,  la noticia de la denuncia de Telecinco a Pablo Herreros, experto en el mundo de la comunicación. Por el otro, la de Lord Alistair McAlpine, ex asesor de Margaret Thatcher, quien quiere darle una lección a quienes difundieron en la red social los falsos rumores que le acusaban de abuso a menores, incluidos aquellos que retuitearon noticias o comentarios sobre el asunto.

[pullquote]Los dos casos muestran cómo han cambiado las reglas del juego.[/pullquote]

Ambas, por raro que parezca, están muy ligadas: muestran cómo han cambiado las reglas del juego. Y las dos están vinculadas, además, por la responsabilidad. La que tanto empresas como personas deben asumir.

Telecinco, pegándose un tiro en el pie en mi opinión, ha denunciado por amenazas y coacciones a un tipo de la calle, no vinculado a ningún otro grupo y con nada en contra de Telecinco salvo aquella acción concreta.

En su momento, alguien podría pensar que estaban desarrollando una estrategia de comunicación cuando intentaban negar las consecuencias que la acción de Pablo —la de las personas que se sumaron a su iniciativa y la de las marcas que retiraron su publicidad—. Nada de eso. Simplemente, es que no lo veían. No veían el cambio. Es algo que… me llama poderosísimamente la atención.

Pablo sólo puso nombre y soporte a lo que mucha gente sentía por aquel momento: algo que a todas luces es justo. Y lo hizo a través de mecanismos sociales que están ahí, al alcance de todos. Y que traen consecuencias para aquellos que no lo quieran ver: porque, a estas alturas del partido, es que no las quieren ver. No me creo que dentro de la propia Telecinco no haya gente que no sepa elaborar estrategias en el entorno social, que es bidireccional.

A estas alturas, pienso que lo han hecho sólo para meter miedo al pobre hombre. Si no, es de juzgado de guardia. No ven que las reglas de juego de su propio mercado han cambiado y, además, se olvidan de uno de los dos públicos al que toda cadena de televisión se dirije. En este punto, Enrique Dans lo dice mejor que yo:

Perdón por decir obviedades, pero… los espectadores no somos clientes de las cadenas de televisión. Los espectadores somos simples pares de ojos que constituyen la materia prima que las cadenas comercializan a sus anunciantes. Por tanto, lo lógico es que las protestas se estructuren ante aquellos con los que puedes ejercer algún tipo de presión, en este caso las empresas de las que eres cliente, cuyos productos consumes. Eres completamente libre, por mucho que proteste y se querelle Telecinco, de consumir lo que te dé la gana, o de dejar de consumir en función de cualquier criterio que se te pase por la imaginación, válido o no. Es perfectamente lícito y democrático convocar a otros consumidores a que no consuman por las razones que quieras. Y si un juez va y dice que eso constituye de alguna manera un delito, se equivocará y tendrá que ser rectificado por instancias superiores. Tal posibilidad es sencillamente impensable.

Además, está el asunto de lo que hasta ahora no se medía y, por supuesto, ya no se puede dejar de obviar. De nuevo, frase de Enrique Dans:

En su miopía, las cadenas de televisión se han acostumbrado a gestionarse según métricas incompletas, características del mundo unidireccional del siglo pasado: mientras el muestreo de los audímetros siga diciendo que el contenido funcionó y fueron líderes en una franja determinada, todo vale.

[pullquote]Bendita [o maldita, para algunos] bidireccionalidad.[/pullquote]

En cuanto a la segunda noticia, seguramente el tal Alistair McAlpine tenga razón. Como el tipo tenga tiempo libre —ojo, que está jubilado…— y algo de dinero, perfectamente podría ganar el juicio. Por muy estrambótico y friki que nos parezca, hay mucho que legislar en estos nuevos entornos. El daño causado al tipo en el caso de que no sea verdad lo que se difunde –como creo que se ha demostrado—, puede ser muy grande. Y tienen que existir mecanismos de defensa.

Mucha gente no se da cuenta de que Twitter es un medio en el que [casi] todo lo que se expresa es pura comunicación pública, con todo lo que ello conlleva: da voz a quien antes no la tenía, pero a la vez esa posibilidad debe ser ejercida con responsabilidad. Queda mucho por lidiar aquí, muchísimo. Habrá gente que lo aprovechará y otra que no. Además, los márgenes para hacer trampa, pueden —de hecho, está sucediendo— se hacen más pequeños.

Bendita [o maldita, para algunos] bidireccionalidad. Y que a estas alturas estemos hablando de esto…

La irresponsabilidad de algunos gestores

En primer lugar, decir que no ví la Gala de los Goya. No sé si son prejuicios o no, pero ya me voy conociendo a los del cine… Lo siento.

Sin embargo, sí que ví algunas partes de la gala al día siguiente: el monólogo de Santiago Segura y el discurso de González Macho, entre otras. Tonto que es uno, se volvió a mosquear consigo mismo por perder un tiempo que podría haber dedicado a otra cosa. Y no lo digo por el monólogo de Segura.

Es lamentable la irresponsabilidad de algunos gestores –es extensible a otros muchos ámbitos, pero ahora me refiero a González Macho. Algunos, por tontos o por malos, no saben lo que cuesta que la gente cambie de parecer, aunque ese cambio sea para mejor. Como decía en un tweet hace unos minutos, es verdad que Internet no es el presente, es el pasado.

Antes –ya no sé ni siquiera si tampoco antes— se podría entender Internet como una ventana más. Ahora mismo, Internet supone una ventana de ventanas. La centralidad de Internet es evidente a mis ojos y a la de otros muchos que saben mucho más que yo, ¿es ineptitud la de los ‘jerifaltes’ de las empresas? ¿es maldad? Yo ya no sé…

En lo que se refiere al audiovisual, el nuevo marco digital supone una gran oportunidad a nivel de producción, de comercialización, de promoción, de internacionalización… y algunos idiotas no lo ven.

Me parece increíble. Siempre me he sentido interesado por las habilidades directivas, por la estrategia empresarial y por el liderazgo de algunos gestores. Son cosas así lo que me lleva a darme cuenta de lo vital que es. La diferencia entre una empresa u otra, de un proyecto u otro, son las personas, ¡qué importantes son! Para lo bueno y para lo malo. Y qué frágil puede ser todo: te puedes dejar los cuernos intentando convencer a la gente para que dé un pequeñito saltito, que es bueno, que es mejor de cara al futuro, y viene un irresponsable con barba y se lo carga en dos minutos. Vuelta a empezar y… otra oportunidad perdida.

Aquí el discurso de González Macho y aquí, por poner algo de sentido común, la respuesta de Álex de la Iglesia en @el_pais

 

Reflexiones a vuela pluma sobre el informe #SIE11

Ayer asistí a la presentación del libro ‘La Sociedad de la Información en España 2011’. Fue una presentación amena y rápida que, como anécdota, no se celebró en la calle Gran Vía sino que se llevó a cabo en el Distrito Telefónica, en el barrio de Las Tablas.

Primero hablo César Alierta, Presidente de Telefónica; más tarde habló Javier Nadal Ariño y, por último, como cierre del evento, el reciente ministro Soria ofreció, para mi gusto, un buen discurso sobre presente y futuro de la información en España, y de España –porqué no decirlo.

Javier Nadal, que llevó el peso de la presentación, se centró en destacar las diez principales conclusiones que se sacaron de la edición del libro de este año. Coinciden con los diez puntos del primer capítulo del libro –que, en total, tiene cuatro. Los enumero y, a continuación, comento los que me resultan más interesantes, aunque el hecho de seleccionar va a ser una tarea difícil:

  1. La banda ancha móvil dirige el crecimiento de la banda ancha en España
  2. Empieza la era post-PC
  3. Crece el comercio electrónico y se potencia la componente social
  4. Smartcities: un primer paso hacia la Internet de las cosas
  5. El 2011 ha marcado el paso al uso de una Internet más productiva en lo personal y en lo profesional
  6. De la posesión al acceso: las redes habilitan nuevas formas de uso de Internet
  7. Una nueva categoría de usuario: el comunicador digital permanente
  8. Los nuevos servicios de Internet nacen con nuevas brechas digitales
  9. Retraso en la salida a Bolsa de las grandes de Internet
  10. La concentración de mercado de las grandes empresas de Internet llama la atención de las autoridades

De este capítulo, que ha sido el único que por el momento he leído a fondo, destacaría, en primer lugar, que el futuro es móvil –menuda obviedad— y el consumo de ‘dicho futuro’ se hará en múltiples dispositivos. En el ámbito de la televisión, algunos ya se preparan: como ejemplo, antena3.com lanzó la nueva versión de su aplicación para Windows Phone 7.5 hace escasos días. Con un diseño mejorado, esta aplicación permite disfrutar de todos los contenidos y servicios de antena3.com en el móvil, de forma directa e incluyendo la emisión en directo, mejorando la experiencia de los usuarios. Es sólo un ejemplo pero mi experiencia en Corea me permitió ver que aquí hay mucho por recorrer. Y eso es bueno: está todo por hacer.

Además, destacaría el hecho de que las redes habilitan nuevas formas de uso de Internet y que se está formando una nueva categoría de usuario. Por un lado, el informe recuerda que el consumo de películas y series asciende a casi el 60 por cien del total del consumo on line de contenidos. Justo anoche, tras el partido de fútbol, me llamó la atención un comentario en Twitter de Eduardo Prádanos sobre la posibilidad de medir todo lo que Internet y el consumo televisivo en ella supone. Como digo, mucho recorrido por hacer.

En tercer lugar, y esto sí que me parece interesante puesto que mucha gente parece no verlo, la concentración de mercado de las grandes empresas de Internet será un grave problema en el futuro. Es verdad que la innovación, para existir, necesita de unos mecanismos de mercado que permitan recoger los frutos de un mayor atrevimiento. Pero el 89 por cien del tráfico generado por los tablets a nivel mundial es de Apple y más del 90 por cien de la publicidad on line basada en búsquedas es de Google. Me dirán, ¿por qué es malo? ¿no se lo han ganado? Sí, se lo han ganado y ahora deben tener su premio, pero, por simple inercia de mercado, será un problema en el futuro…

Aquí os dejo el enlace al informe, que se puede descargar en PDF.

PD: César Alierta que, como os decía, inauguró el acto me pareció un pésimo orador. Era la primera vez que acudía a un acto en el que él estuviera y… decepcionó. En cambio, me pasó todo lo contrario con Soria: su discurso fue brillante y su tono más que adecuado. Y sabe de lo que habla: tiene Web, blog, Twitter, etc. Digamos que está puesto, no como Alierta. El diablo está en los matices.

CNN Café: un ejemplo de que las empresas mediáticas están cambiando

Estas dos fotografías fueron tomadas durante mi estancia en Seúl. Se trata de CNN Café y, como escribió José Luis Orihuela hace algunos meses, es una buena pista «que convendría seguir de cerca para explorar nuevas formas de interacción entre los medios y la gente en los núcleos urbanos».

Siempre digo que Corea del Sur es la República del Café: no producen ni un solo grano, pero lo consumen por todas partes. Uno se puede encontrar decenas de franquicias que preparan apetitosos cafés, ¿por qué no uno con la marca de una cadena de televisión?

Es una pena que no se pueda apreciar —no todo el mundo es tan freak como yo: no me pude detener todo lo que hubiera querido en el momento que tomé las fotos, había gente no del todo conocida esperándome y pensando que era idiota porque tomaba fotografías al local en el que había pedido un café para llevar—, pero la cafetería dispone de varios ordenadores —Mac, por cierto– donde consultar Internet y ponerse al día de las últimas noticias mientras se espera la entrega del pedido —o se disfruta de él–, así como televisores en varias paredes del local donde, por supuesto, se mostraban los informativos de la famosa cadena —y no de ninguna otra.

Como digo, por muy extraño que parezca, es un claro ejemplo de que algo se está moviendo, poco a poco, en las grandes empresas mediáticas. La comunicación ya no es lo que era, sin que esto tenga ser malo…

 

Maurizio Carlotti, José Mª Irisarri y más en Foro de la Comunicación [Junio 2011]

No me resisto a añadir el enlace a este vídeo. Lo puse en el post anterior, pero no tiene pérdida. Desde el minuto 1, con la introducción de Maurizio Carlotti, hasta el final, con la serie de preguntas —muy oportundas. Por supuesto, la intervención de José María Irisarri, de hace unos meses, es superoportuna y actual. Audiovisual, pero no sólo audiovisual.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=9nkaYuwVkHA[/youtube]

Lecturas: ‘Los dueños del periodismo: claves de la estructura mediática mundial y de España’, de Ramón Reig

Aunque sea algo no evidente, todavía son muchas las lagunas que existen en el estudio de la industria comunicativa, escrita y audiovisual; sobre sus formas de trabajar y sobre los procesos económicos y sociales que alberga en su seno y que afectan directamente a la sociedad en su conjunto.

El profesor Ramón Reig, prestigiado investigador en estructura de la comunicación, española e internacional, con la edición de su nuevo libro, pero también con la más de media docena de libros escritos con anterioridad sobre el sector mediático, realiza un balance detallado sobre la industria de la comunicación a nivel mundial, prestando especial atención a los grandes países emergentes de América Latina y a los también conocidos como países bric, para ofrecer nuevas luces sobre la materia.

Hasta el momento, en España ha existido una injustificada escasa atención hacia los sistemas comunicativos de los países emergentes, algo que el profesor Reig intenta combatir con su nueva publicación, interesándose de forma crítica por la mercantilización y la politización característica del periodismo actual.

La importancia del análisis estructural: más que enumerar, relacionar.

A lo largo del libro, pero plasmándolo de forma escrita en las primeras páginas, el autor insiste en su doble carácter de periodista y profesor como condición pertinente para preguntarse el por qué de las articulaciones entre empresas informativas con otros sectores ajenos a la comunicación.

Para ello, Ramón Reig propone el enfoque estructural no buscando “enumerar y nadar en la superficie” sino “relacionar y profundizar”. Dicho enfoque, según el autor, exige “observación, análisis, capacidad crítica, inconformismo y agresión”.

De forma decidida, se interesa por hurgar en lo que está detrás del periodismo desde el punto de vista de la Economía Política, que tiene mucho de análisis estructural, y sitúa al periodista bajo la influencia económica, financiera y empresarial de los grandes grupos. Ahora, según Reig, mandan las corporaciones y el papel que el periodista juega en el medio de comunicación para el que trabaja se diluye en un mar de diversificación de actividades y concentración de propiedades.

La estructura mediática en América Latina: el español como patria

Uno de los puntos más importantes del libro, según la opinión del que escribe, es el capítulo dedicado al análisis de los grandes grupos de comunicación privados que tienen fuerte presencia en América Latina. Dicha área geográfica sigue, a grandes rasgos, las pautas mediáticas del resto de zonas del planeta pero, a su vez, presenta ciertas características particulares que la hacen especialmente relevante para profesionales, investigadores y estudiantes españoles. Entre ellas, se puede señalar la escasa o nula importancia de los grupos de comunicación públicos como consecuencia de la cercanía e influencia del sistema estadounidense.

Dicha parte, con una extensión de cuarenta páginas, se encuentra dividida en cuatro capítulos que ofrecen diferentes puntos de vista de la situación actual: una visión general del panorama mediático latinoamericano; una visión, en forma de fichas, de los grupos más relevantes que operan en cada país; un análisis de las conexiones entre ellos y con otros grupos accionistas ajenos al mundo de la comunicación; y un estudio de caso, el de la cadena española laSexta y el grupo mexicano de comunicación Televisa.

laSexta nace mediante un proceso novedoso en España, pues es la primera vez que una cadena de televisión está dominada por empresas productoras independientes también españolas pero, desde su mismo nacimiento, uno de los pilares fundamentales de la cadena ha sido el grupo Televisa. De larga tradición en medios de comunicación en América Latina, el conglomerado de la familia Azcárraga ya no sólo domina el territorio mexicano sino que incluye empresas mediáticas en otros muchos países de Latinoamericana, en Estados Unidos y, como deja apreciar el análisis contenido en el libro, también en Europa.

Al Jazeera TV y los medios de comunicación emergentes

Otras dos partes de la obra, con significativo recorrido futuro, son el capítulo dedicado a Al Jazeera TV, a la cual el profesor Ramón Reig califica como agencia ‘herética’, y la parte dedicada al análisis de la estructura mediática de tres países emergentes: China, Rusia e India.

Por poner alguna objeción a la obra, se echa en falta un análisis más desarrollado de la situación en Brasil, el cuarto país de los conocidos como bric. Bien es verdad que se habla de él cuando se trata la situación en América Latina, pero no con el detenimiento que la situación actual de los medios de comunicación en el país carioca se merece; mucho más cuando sus conexiones con grupos mediáticos españoles es intensa.

De las palabras del profesor sobre Al Jazeera TV se desprende cierta admiración por un grupo de comunicación cuyo nacimiento y posterior funcionamiento han permitido establecer cierto equilibrio “frente a Occidente y la estructura mediática que hasta ahora se venía reflejando”. El calificativo de ‘herética’, por tanto, le viene como anillo al dedo en cuanto supone una sentencia errónea, por alternativa, contra los principios ‘ciertos’ de lo establecido.

Del mismo modo, en las últimas dos décadas, los medios de comunicación en países como China, Rusia o India se han convertido en auténticos medios globalizados. Dicho proceso está todavía en curso pero existen importantes indicios que dejan apreciar cómo está afectando a otros países a nivel mundial.

Los países bric tienen en común una gran población, un territorio enorme, una nada despreciable cantidad de recursos naturales y, sobre todo, presentan un potente crecimiento económico y comercial en los últimos años.

Sin embargo, todos ellos presentan un panorama político, económico y mediático que varía sustancialmente y, como resultado de ello, se potencian unos aspectos u otros en el área de los medios de comunicación que varían según el país que se analiza.

Las motivaciones de los diferentes gobiernos para impulsar la globalización mediática de sus empresas, públicas o privadas, también varían mucho y van desde las motivaciones políticas o económicas hasta las culturales e ideológicas.

Como consecuencia de todo ello, es necesario estudiar más a fondo lo racional, manifiesto o encubierto, de la globalización mediática en estos países. Del brillante análisis de Ramón Reig se deduce el peso de los Estados, pero también y cada vez más de alianzas entabladas entre grupos multinacionales, ligados a la comunicación o no, que no siempre responden a valores pluralistas y/o antimonopolistas, algo que debe ser constantemente vigilado y puesto en liza.

Lecturas: ‘Vivo en el futuro… y esto es lo que veo’, de Nick Bilton

El otro día pasaba por La Casa del Libro y no pude evitar comprar ‘Vivo en el futuro y esto es lo que veo’. El título no es que sea para sentar Cátedra, pero reconozco que es de obligada lectura para todo aquel interesado en la deriva de Internet y el consumo de contenidos. Sin realmente saber cómo será el futuro, toca múltiples palos que permiten visualizar mejor hacia dónde se va: nada volverá a ser como antes.

El libro está escrito por Nick Bilton, joven periodista de New York Times, profesor universitario y también autor del blog Bits. Es muy ameno, con muchos ejemplos y casos reales desde un punto de vista positivo: el autor no está muy por la labor de dar la razón a aquellos que piensan que Internet es, más que nada, una fuente de distracción.

En el plano del contenido, me quedo con dos mensajes claros: los consumidores pagamos por la experiencia, no sólo por el contenido; y la importancia de las relaciones entre personas entre las redes sociales. En esto último, Twitter es un filón.

Lecturas: ‘Industrias Creativas. Amenazas sobre la cultura digital’

Acabo de terminar la lectura de ‘Industrias Creativas: amenazas sobre la cultura digital’, que aborda de forma crítica la cuestión de la economía creativa. En él, escriben autores destacadísimos a nivel europeo. Por decirlo de algún modo, se encuentran artículos de lo mejor de cada casa de la escuela crítica de las industrias culturales: Enrique Bustamante, Philipee Bouquillion, Nicholas Garhnam, Bernarde Miége, Pierre Moeglin, Giuseppe Richeri, Philip Schlesinger, Gaëtan Tremblay —canadiense— y Ramón Zallo ofrecen su opinión en el libro.

Se trata de un libro, como digo, que ofrece un examen crítico de la economía creativa tan de moda actual frente al mundo de las industrias culturales. Dicha creatividad, en el centro de las políticas actuales de casi todos los gobiernos, se convierte en un concepto poco inocente que ocupa también el lugar que históricamente le ocupaba a la Cultura.

Personalmente, el libro me ha gustado, aunque no es ‘entretenido’ sino riguroso. Siempre digo que la próxima burbuja es la de los emprendedores, algo muy serio que desde gobiernos, consultoras y charlatanes se vende como la pócima mágica a explotar si se quiere ser alguien en esta ‘Nueva Economía’. Sin tratar implícitamente de esto último, creo el libro ofrece algunas explicaciones que pueden servir para hacerse una idea de lo que está sucediendo.