#valoralavida

Hoy me pongo un poco menos serio. O más que nunca. No lo sé. Utilizo el blog, normalmente dedicado a los mercados y los Media, para algo más especial e importante que eso.

Hoy comienza la Semana contra la Leucemia en este año 2012. Su lema es: «Iré a cualquier parte siempre que sea hacia delante». Qué gran verdad.

Aquí os dejo un vídeo que tiene mucho encanto. No apto para horario de oficina.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=7lHec2yzAJg&feature=player_embedded[/youtube]

Además, creo que se han juntado el hambre con las ganas de comer: sortean unas bonitas tazas, soy enfermo de leucemia y ¡mi chica colecciona tazas! Si queréis una de ellas —yo sólo quiero una ;)–, tenéis que difundirlo y colocar una frase de motivación en el panel de Facebook de la Fundación Josep Carreras, que organiza los actos y suele ser la gran promotora de la lucha contra la leucemia en nuestro país.

Por último, también podéis enviar un SMS con la palabra “NOLEUCEMIA” AL 28027 (Donativo íntegro: 1,2 Euros. Disponible para móviles españoles de Movistar, Orange y Vodafone).

Pasad buena semana 😉

Innovar… no es divertido

Hace poco leí un tuit que me hizo mucha gracia. Venía a decir algo así como que una ardilla podría cruzar España de evento en evento para emprendedores sin tocar el suelo. Está de moda y… hace mucho daño. Entiendo que la situación en España es de ruina total y que las únicas salidas para muchos está en emprender. Lo cual es cierto.

Todo mi respeto para aquel que tiene un proyecto y lucha por sacarlo adelante. Aunque a mí ese proyecto no me interese en absoluto, sólo luchar por algo o alguien da respeto en esta vida. Esta última frase es letra de canción, pero ahora mismo no recuerdo de cuál.

Sin embargo, emprender no es un juego de niños. Hay quien se lo toma a broma: lo pagarán otros. Como siempre. Ahora, hasta dan subvenciones a emprendedores, algo que me parece totalmente contradictorio: ¿para qué cojones quiero yo una subvención administrativa si lo que tienen que hacer las Administraciones es echarse a un lado y dejar hacer?

Emprender no es fácil y, por mucho que te ayuden —nunca, nada, lo hace una sola persona— la sensación normal de alguien que lo intenta es una: estar solo.  Y eso, amigo, no es divertido. Ni fácil. Aunque, repito, sean muchos los que te ayudan y estés rodeado de gente que te quiere.

A algunos de esos que se lo toman a broma les reconocerás porque practican el noble arte del canapé: están en todos los vinos españoles de esos eventos que comentaba, pero no van buscando desarrollar un proyecto sino que… van con un CV debajo del brazo o, peor, sin CV ni proyecto. Lo que hacen suelen denominarlo como networking, pero sólo es menear la perdiz porque… es lo que toca y está de moda. Tengo la teoría de que, en esta vida, si quieres conocer a alguien lo conoces, tanto en la vida profesional como en el ámbito personal: no hace falta irse de copas ni ser amigo de nadie. Si eres serio y responsable, vienen solos: la mala noticia es que hay que trabajar duro, la buena es que no hay muchos que trabajen.

En cuanto a los del canapé, yo no sé si les engañan o son ellos mismos los que se quieren engañar. Lo que sí que sé es que es triste. Muy triste.

Para emprender hay que tomar riesgos, ya sean estos quedarte sin blanca —mucho más habitual de lo que muchos piensan– o arriesgarte a que te partan la cara por atrevido.

Lo del dinero es casi lo de menos, de eso se recupera uno y no hay mal que por bien no venga. Pero lo que la gente no suele perdonar es que tengas una idea, un sueño o un simple proyecto y que tengas el valor de luchar por ello. Es entonces, y sólo entonces, cuando irán a por ti: si tienes un coche muy grande —más grande que el de tu vecino, quiero decir– aunque no te lo puedas permitir, no sólo te lo perdonan sino que te admiran; si eres falso e hipócrita inclusive con los tuyos, no sólo te lo perdonan sino que te admiran; si además de ser mediocre te vanaglorias de ello, no sólo te lo perdonan sino que te admiran. No se lo puedes achacar a nadie en concreto, pero lo sientes: están esperando a que te pegas el batacazo porque tener una idea, pensar de forma independiente, está mal visto. De nuevo, no es que sea algo insuperable, pero no es divertido.

Para emprender, para ser innovador, hay que ser extremadamente egoísta y, a la vez —algo curioso, por contradictorio—, extremadamente humilde. Egoísta y ambicioso para tomar conciencia de que lo puedes hacer; humilde y sincero para ejecutar el plan. Por motivos que no alcanzo a entender, a la gente no les gustan los cambios y activa un mecanismo de autodefensa. Llámalo como quieras, pero creo que eso lo que sucede.

Si me hubiese frenado con el primer no recibido, no habría hecho nada. Absolutamente nada. No deja de ser curioso contemplar ese proceso psicológico en el cual los mismos que te decían que no irías a ningún lado acaban alabando tu tenacidad y buen tino. No es que lo hagan adrede o con mala intención, simplemente es que no lo ven. No es mejor ni peor, a ti se te escaparán otras muchas cosas, pero ellos no suelen tener la visión que tú sí tienes sobre un hecho concreto. Si uno lo piensa, es bastante simple.

Pero es que, además, emprender es fracasar. Una y otra vez. Y esto sí que, definitivamente, no tiene nada de divertido. Dicen que el éxito tiene muchos padres, pero el fracaso uno solo. Por lo general, si eres lo suficientemente pringa’o –con un par de principios morales que tengas, lo eres— tú serás el fracasado. Sí, no mires a los lados: serás tú. Siempre pasa.

Cuando digo que no es divertido no es por las hostias que te pega la vida, no: al fin y al cabo, a eso le acabas pillando el gustillo y hasta pones la cara en la próxima ocasión. Pero lo que personalmente a mí más me afecta son las decepciones personales por miedo y por maldad. No las entiendo. A veces pienso que la inmensa mayoría de la gente es mala por miedo: presiones para no hacer cosas, pequeñas zancadillas de gente en la que tenías confianza, luchas de egos por asuntos nimios y gente que sucumbe al miedo… convirtiéndose en peor persona. Cuando uno intenta hacer cosas nuevas, innovar —sea lo que sea eso– este tipo de situaciones están a la orden del día. Y no, no son divertidas.

Creo que es por eso por lo que me tomo las cosas tan en serio, siendo duro con los que considero irresponsables y no toman con el suficiente respeto, de forma consciente o inconsciente, a los que de verdad lo están intentando.

Lecturas: ‘La ficción audiovisual en España: relatos, tendencias y sinergias productivas’

* Reseña publicada en Telos 91.

La ficción audiovisual en España: relatos, tendencias y sinergias productivas

Miquel Francés i Domènec y Germán Llorca Abad, coords.

ISBN: 978-84-9784-695-0

El nuevo libro La ficción audiovisual en España: relatos, tendencias y sinergías productivas, coordinado por Miquel Francés y Germán Llorca, comprende un total de diecinueve capítulos, estructurados en seis bloques, todos ellos relacionados, de una forma o de otra, con la ficción audiovisual. Los trabajos ofrecidos por los diversos autores participantes son el resultado de las IV Jornadas de Contenidos para Televisión Digital (CONTD), celebradas el 19 y 20 de mayo del pasado año en la Universidad de Valencia, en las cuales expertos, profesionales y académicos debatieron sobre la ficción televisiva como macrogénero audiovisual que aspira a las máximas cotas de calidad y eficiencia, tanto artísticas como económicas.

Estructura

El primer gran bloque Historias, relatos y narrativas consta de dos capítulos en los cuales se trata la evolución que la narrativa ha sufrido en los últimos años y de las estrategia que actualmente siguen para llegar al espectador. Los conceptos de cultura popular 2.0, como la denomina Álvarez Berciano, y el enfoque transmedia de la producción, a cargo de Alberto González, están bien tratados en el libro, con enfoques densos y bien documentados.

El segundo gran bloque lleva por título Géneros y tendencias y consta de tres capítulos a cargo de tres autores diferentes. En ellos, por este orden, se hace un interesante repaso de la producción de ficción española en el periodo 2005-2011; se centra la atención en el auge de la hibridación de géneros en productos con clara vocación de servicio público de calidad en un intento de atraer a los espectadores; y se analiza la desigual e histórica competencia entre los productos de ficción norteamericanos, principalmente estadounidenses, y los españoles.

El tercer bloque, Historia, memoria e identidad cultural, se centra “en la descripción de relatos con base anecdóticamente ‘histórica’, tanto nacional como local”. El primero de los capítulos del bloque, escrito por Luis Veres, se centra en el estudio del auge de las series de ficción con tintes históricos, más o menos alejadas de la realidad, tras una época anterior en la que predominaba un interés por temáticas quizás más arriesgadas en la, hasta ese momento, considerada pequeña pantalla.

En el segundo capítulo, se trata el caso concreto de la serie L’Alqueria Blanca, en un intento de estudiar e investigar la ficción televisiva como productora de referentes en el contexto cultural valenciano. Para ello, se ofrecen los resultados de la captación de datos de casi un centenar de personas, que fueron expuestos a uno de los capítulos de la serie emitida por la televisión pública valenciana.

El tercer capítulo, también muy focalizado en el ámbito local, pretende dar a conocer las preferencias de los consumidores valencianos en cuanto a contenidos televisivos en la pantalla convencional y en Internet, con el objetivo de averiguar qué grado de independencia tienen en la elección de los contenidos frente a los dictados del propio mercado. En esta ocasión, el universo de la investigación, basada en entrevistas en profundidad, es de 700 personas de entre 16 y más de 55 años.

El cuarto gran bloque, denominado Ficción y representación audiovisual, consta de cinco capítulos, siendo el más extenso de todos los incluidos en el libro. En dicho apartado, se analizan series americanas como The X Files, Bones, Los Soprano o The Wire, desde diferentes puntos de vista y por diferentes motivos. En las dos primeras ficciones, no elegidas al azar por la autora, el interés se centra en el universo del personaje y, para su estudio, se analizan los episodios pilotos de ambas series. En el caso de Los Soprano y The Wire, sin embargo, lo que se busca es analizar la influencia de las obras de Martin Scorsese en temas como la familia o la violencia. Además, el bloque se completa con una siempre interesante genealogía de la narración cinematográfica, a cargo de Juan Miguel Company, y un bonito capítulo sobre la música y el tratamiento sonoro en la ficción televisiva estadounidense actual, realizado por Xavier Mas i Sempere.

Los bloques cinco y seis, Producción y difusión y Ficción para los nuevos medios, son los dos últimos y, por su interés creciente, así como por el trato que durante las Jornadas se ofreció, con gran presencia de profesionales y expertos no académicos, se detallan con mayor interés.

La producción de ficción en España y su necesaria internacionalización

La ficción, no cabe duda, es el género ideal para anclar una imagen de marca positiva en cualquier cadena de televisión hoy día. En los últimos años, la emisión anual de dichos productos ronda las 1.500 horas en el conjunto del audiovisual y, una vez que las bases del sector se asentaron en los años novena, el subsector de la producción audiovisual española, a pesar de las nuevas estrategias derivadas de la crisis económica, presenta un futuro esperanzador.

Tal y como indican Francés y Llorca, es esencial diseñar productos de largo recorrido, planteando proyectos alrededor de una marca de ficción: la serie televisiva es la raíz de un proyecto, pero también se debe desarrollar una estrategia desde el inicio para la explotación a medio y largo plazo de otros productos virales. Esto, como se señala en los capítulos del bloque, algunas productoras españolas saben hacerlo muy bien al destacar lo importante que es el hecho de enfocar la producción de series como eventos: se trata de generar expectación para fidelizar al público.

Además, existe un cambio de ciclo en las grandes productoras por el cual se tiene que comenzar a realizar una nueva ficción y desarrollar unas nuevas estrategias empresariales muy enfocadas a la internacionalización. Por un lado, se trata de producir contenidos con temáticas globales e intentar que cada vez haya más series españolas en el extranjero. Por el otro, existe la necesidad de adaptarse a las condiciones del mercado internacional puesto que, aunque se ha mejorado mucho, las formas de hacer españolas deben ir un paso más allá. En este sentido, existen productoras que están creando sus departamentos de ventas internacionales; que saben lo que quieren, vender sus productos, y acuden a hacerlo a los festivales de larga tradición internacional.

La ficción para los nuevos medios y para las nuevas mentes

La televisión se ha convertido en centro de convergencia tecnológica y su industria de contenidos sigue siendo el principal motor de desarrollo. En torno a ella se sitúan todos aquellos prometidos novedosos mercados. Como no podía ser de otra manera, el libro, tal y como se trató en las Jornadas, se interesa por la visión de la producción audiovisual en torno a la cuestión de la televisión en la Web, los contenidos para nichos de mercado determinados y el transmedia, así como qué tipo de relación existe entre la ficción y los nuevos medios.

Miquel Francés, ya en la introducción, señala a este respecto que las cadenas de televisión deben entender que se tienen que adaptar al nuevo entorno digital interactivo si quieren continuar conectando con el público joven y joven-adulto, que ha migrado hacia los nuevos dispositivos y ha adoptado nuevas fórmulas de consumo. Como ejemplo, la relación que en los últimos años se ha establecido entre el consumo de televisión, llámese convencional, y la presencia en redes sociales, como puede ser Twitter, debe ser muy tenida en cuenta por los responsables de las producciones de ficción televisiva puesto que éstas generan predisposición –o ausencia de ella— por los contenidos que se ofrezcan y bien pueden servir de termómetro a la hora de elaborar nuevas tramas, sorprender al espectador o, simplemente, buscar una mayor difusión y promoción del producto.

La creación de contenidos complementarios, sobre todo interactivos, basados en marcas audiovisuales es una nueva realidad que hace que la experiencia y el conocimiento que se pueda tener sobre la tradicional serie de televisión aumente. En el centro de este proceso se seguirá situando el mercado televisivo, lugar donde el diseño transmedia de las producciones adquirirá un gran valor.

No cabe duda que el libro coordinado por Francés y Llorca es un buen punto de encuentro no solo para estudiantes de comunicación, sino para todos aquellos implicados en la siempre difícil tarea de producir un proyecto de ficción televisiva en su sentido más amplio. Los planteamientos de los diferentes autores están centrados en cuestiones muy variadas, que abordan gran parte de las cuestiones relativas a la ficción audiovisual en nuestro país, pero que no por ello caen en la dispersión, algo es de agradecer a los responsables de la coordinación del volumen.