Entrevista: Óscar Hormigos, de ‘The App Date’

Os dejo una entrevista a Óscar Hormigos, emprendedor creativo que se prestó a responder a varias preguntas sobre el mundo del audiovisual.

La trayectoria de Óscar es apabullante, la verdad: entre otros, ha sido Creative Thinking en Zinkia Entertainment, la productora de Pocoyó, donde fue creador de Mola Noguru; y creador de PlanetIdea; o partícipe en la creación de la marca Faster, línea de ropa con la imagen de Fernando Alonso.

En julio de 2010, Óscar, junto a David Cantolla, fundó Wake App!, empresa que diseña y desarrolla aplicaciones desde una perspectiva diferente. Como viene siendo habitual ya, también organiza The App Date todos los últimos lunes de mes: se trata de un evento realizado con la intención de unir ideas, investigación y creatividad en torno a las apps.

Gracias, Óscar.

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La última de CONTD: transmedia

El último de los post sobre las conclusiones que saco de CONTD está dedicado al fenómeno transmedia. En eso, principalmente, derivó la charla en la que participaron Javier Naharro, de Play TV; Alberto López, de Riot Cinema; Fernando Carrión, de Black Maria; Rafael Navarro, de Beniwood Producciones; y Robert Figueras, de Filmutea.

  • El transmedia es un proceso que existe, estemos o no estemos preparados para entenderlo. Esto significa cambios de paradigmas en la forma de hacer, de participar y de valorar las historias.
  • La convergencia mediática es mucho más que un mero cambio tecnológico.
  • ¿Objetivo de Play TV? Proponer experiencias para construir mundos en torno a marcas audiovisuales. Trabaja sobre todo en intentar fabricar iniciativas transmedia que aumentaran la experiencia en el estreno de la serie de ficción.
  • Según Javier Naharro, la televisión es el centro del universo transmediático. Estoy totalmente de acuerdo. Según el experto, todas las televisiones estarán preparadas para canabalizar las ventanas que puedan surgir. Se volverá a unificar como eje pivotante, común y familiar, para el consumo audiovisual.
  • El telespectador ha conseguido poder consumir contenidos audiovisuales bajo demanda – Si quiere ver algo, puede verlo cuando quiera consumirlo, de forma legal o ilegal. Esto es lo que ha provocado la crisis en el sector audiovisual, más que cualquier otro factor.

Más conclusiones sobre CONTD: ‘La producción de ficción: modas, inercias y creatividad’

Continúo con las conclusiones que saqué de CONTD. Algunas son escuchadas a los ponentes, otras son de cosecha propia. La gran mayoría son una mezcla indistinguible de lo que oí y de lo que pienso.

En la tarde del jueves se realizó un panel de expertos bajo el título ‘La producción de ficción: modas, inercias y creatividad’ con la presencia de Jesús Rodrigo, de Globomedia; de Santiago Brey, de Bambú Producciones; de Antonio Mansilla, de AVAPI; de Joan Bas, Diagonal TV; y de Vicente Muñoz, del Cluster Audiovisual de la Comunidad Valenciana. Interesantísimo, tanto por lo que dijeron por voz propia como por lo que respondieron al preguntarles.

Aquí las conclusiones a destacar:

  • Ficción – Género ideal para anclar la imagen de marca de cualquier cadena.
  • En las televisiones nacionales se emiten regularmente 14 series de ficción. Es decir, 24 horas y media de ficción nacional. (No recuerdo quién apuntó este dato, lo siento; pero, por lo que sé, me parece coherente)
  • En total, se emiten alrededor de 1.500 horas en una temporada en el conjunto de las cadenas nacionales.
  • A nivel autonómico (valorando sólo las cadenas más importantes: ETB, TV3, C9, Canal Sur, etc.), hay 11 series de ficción autonómica o, lo que es lo mismo, 15 horas de ficción semanal.
  • Jesús Rodrigo señaló lo esencial de diseñar productos de largo recorrido, planteando proyectos alrededor de una marca de ficción: la serie es la raíz pero también se debe desarrollar una estrategia desde el inicio para la explotación a medio y largo plazo de otros productos virales. Esto, por otro lado, Globomedia lo sabe hacer muy bien. Puso varios ejemplos: Un paso adelante, con la creación del grupo musical que editó varios discos en paralelo a la serie; Aída, con el intento de flashmob y de presentación de una candidata a Eurovisión; o El Barco, con la creación —se estrena la semana que viene, creo— de un reality show a partir de la serie. La promoción, en este sentido, debe ser brutal para conseguir retornos adicionales que hagan más apetecible el producto: Internet es increíblemente eficaz sabiéndolo utilizar. Y relativamente barato.
  • Antonio Mansilla dijo algo con lo que estoy totalmente de acuerdo: hay que hacer contenidos globales e intentar que cada vez haya más series españolas fuera.
  • Santiago Brey, responsable de producción y coordinación de Bambú Producciones –creo que en esta productora están trabajando muy bien–, señaló lo importante de enfocar la producción de series como eventos: lo importante es generan expectación –economía de la atención— porque suele funcionar, y mucho. ¿Qué ventaja tiene? Público fidelizado y posición en el mando; además, trayectoria consolidada por parte de la serie.
  • Joan Bas, productor ejecutivo de Diagonal, señaló la importancia de un productor ejecutivo creativo, que tenga un perfil muy cercano al de creación: “lo que encuentro apasionante y esperanzador es la producción creativa e imaginativa”. Según su punto de vista, a la hora de ser creativos no hay que serlo solo en cuanto a los argumentos, también hay que serlo en la producción: todo se hace con ganas y experiencia. Pienso, al cien por cien, como él y, de hecho, estoy trabajando en esa línea.
  • Vicente Muñoz indicó las tres reglas que, hoy por hoy, debe cumplir toda ficción: incluir elementos claves de éxitos anteriores; que los contenidos no ofendan a determinados grupos de presión; y, por último, que lleguen a los máxima audiencia posible. También señaló que el actual éxito de la ficción se debe a la concepción de una gestión más empresarial y que  esto comenzó a darse en los años noventa. El productor es un gestor de productos, trabaja con lo conceptual aplicándole, en caso de que el concepto lo permita, una idea de negocio. En caso contrario, no hay –no debería de haber— proyecto. Creo que esta idea de negocio, al menos en televisión, no tanto en el cine, está bien arraigada aunque, como Muñoz decía, a día de hoy no se es valiente y, como consecuencia de las crisis económica pero no sólo por este motivo, se produce para evitar fracasos y no para generar éxitos.

Lecturas: ¡Atrápalos como puedas! La competencia televisiva: programación y géneros

¡Atrápalos como puedas! La competencia televisiva: programación y géneros
José María Villagrasa
Valencia: Tirant lo Blanch, 2011, 208 p.
ISBN: 978-84-9985-041-2

* Publicado en TELOS Revista número 87 – Abril – Junio 2011 http://bit.ly/igtcrr

La responsabilidad del programador de televisión

Con frecuencia, los espectadores, destinatarios de ese inmenso caudal de contenidos que proporciona la televisión, ignoran o no prestan la necesaria atención a la enorme capacidad que esta tiene para influir en modas y gustos sociales, así como la espectacular lucha que las diversas cadenas libran para cautivar al público y vender su atención a los anunciantes. Dicha operación es un complejo e inmenso trueque en el que, de forma general, las televisiones generan públicos mediante la colocación de sus programas más atractivos en la parrilla para luego vendérselos a los anunciantes y donde el arte de programar -qué programar, pero también cómo hacerlo- se convierte en determinante del éxito o fracaso del producto televisivo y, por ende, del éxito o fracaso de un canal de televisión en un clima de creciente competencia.

La televisión se ha convertido en centro de convergencia tecnológica y su industria de contenidos sigue siendo el principal motor de desarrollo. En torno a ella se sitúan todos aquellos prometidos novedosos mercados. El responsable de programación ha de tener en cuenta la oferta paralela, los propios contenidos, su colocación en la parrilla y los hábitos de consumo de la audiencia para la elaboración de la rejilla y, por consiguiente, para los encargos de producción.

La programación, elemento estratégico

Los responsables de programación, por tanto, ocupan un lugar esencialmente estratégico en el organigrama de una empresa de televisión que, sin embargo, no se ha visto correspondido lo suficientemente en los planes de estudios de las universidades españolas hasta hace relativamente poco.

El profesor José María Villagrasa, en ¡Atrápalos como puedas! La competencia televisiva: programación y géneros, ofrece un análisis de los factores que más influyen en la toma de decisiones de un programador responsable. Se trata de una profesión que conjuga eficaces habilidades prácticas, para las cuales no existen técnicas únicas y donde el profesional se ve obligado a métodos de trabajo ad hoc, con sólidos conocimientos teóricos que permitan comprender mejor el entorno que rodea a la toma de decisiones propia de su labor.

Con una visión claramente industrial, el autor ha pretendido exponer unas y otras partiendo de lo más general hacia lo más concreto, con el fin de una detallada y gradual comprensión. En estos apartados, las explicaciones históricas breves serán una constante y la comparación entre formas de actuar en el mismo sector se harán necesarias.

El libro de Villagrasa está repleto de ejemplos. Dos de ellos, muy buenos, son sus razonamientos sobre el exitoso intento de la cadena ABC por competir con NBC y CBS, adelantando el estreno de sus series antes de la llegada del otoño y que acabó dando un vuelco al conservador sistema de temporadas en la década de 1960 y la justificación de la a posteriori brillante decisión de Antena3 en 2009, que prefirió estrenar Doctor Mateo la noche de los domingos y no la de los jueves para evitar competir con las triunfantes 23-F, El día más difícil del Rey y Águila Roja.

Estructura

En el capítulo uno del libro se desgrana la singularidad de la industria televisiva como sistema comunicativo complejo. Para ello se ponen de relieve los perfiles básicos, económicos y tecnológicos de las cadenas de televisión, haciendo especial hincapié en los sistemas de difusión -vía tierra, vía satélite, vía cable, digitalización-, la cobertura geográfica -internacional, nacional, regional o local- y los sistemas de financiación -publicidad, canon y suscripción, entre otros-. Asimismo, se analiza algo que está sucediendo actualmente en el panorama televisivo: el paso de la macrotelevisión a la microtelevisión o, lo que es lo mismo, de una televisión ampliamente generalista a otra en la cual el individuo y las pantallas multiplataformas adquieren un vital protagonismo.

El capítulo dos se centra en el análisis de la programación televisiva como instrumento con el cual la cadena articula su oferta de contenidos e introduce una rutina en el consumo del telespectador. A partir de tal definición, se ofrecen las principales herramientas con las que el programador cuenta: los siempre dudosos estudios de audiencia y una cuidada organización de la parrilla. Respecto a esto último, el programador debe ser consciente del poder que la planificación de los diversos productos tiene si se acierta con la franja programática adecuada, así como de la importancia de la autopromoción y de la continuidad en la imagen corporativa del canal.

En este capítulo, además, se tratan cuestiones determinantes y vinculadas a la elaboración de la parrilla de programación, como son la producción de programas de televisión -diferenciando entre la propia, la ajena y la independiente- y la apuesta por un tipo u otro en función de las características del producto. El profesor también se atreve aquí a profundizar en el por qué del éxito o el fracaso televisivo, interesándose en las estrategias y técnicas de programación que, de forma más habitual aunque nunca de forma totalmente segura, permiten apuntalar los éxitos y, especialmente, evitar los fracasos.

El capítulo tres se concentra en analizar la ficción televisiva, la primera de las grandes categorías en las que se pueden dividir los contenidos en televisión. Sin duda, es el género que más se adecua a la fábrica televisiva, que tiene mayor presencia en las parrillas de programación de todo el mundo y, principalmente, el que suele ocupar los segmentos de programación más importantes, debido a su usual atractivo para los espectadores. De ahí la extensión del capítulo en el libro, que permite al autor analizar la formación de la ficción a partir de su interconexión con la cultura de masas, su evolución histórica y las características que mejor definen a los principales géneros de ficción televisiva (la serie dramática, la telecomedia, la película para televisión, la miniserie y el serial o telenovela).

De suma importancia también resulta el apartado que se dedica a analizar el proceso creativo-industrial en la elaboración de un proyecto de ficción, en el cual la figura del productor ejecutivo, por encima de otras, sobresale hasta convertirse en el verdadero creador del proyecto y responsable último en lo creativo, organizativo y económico.

El capítulo cuatro, por su parte, se enfoca en la información y en el deporte, los otros dos macrogéneros que se presentan como los más demandados en televisión. De hecho, en función de la cadena, de forma agregada, suelen ocupar hasta dos tercios de las parrillas de programación. Por un lado, la influencia de una plataforma informativa en televisión es tal que hace que estas se mantengan en las rejillas de programación de manera incuestionable. Por el otro, las retransmisiones deportivas son siempre las más codiciadas por las cadenas, que con ellas se aseguran las emisiones más vistas del año.

El capítulo cinco está reservado para los llamados programas de entretenimiento. Con una gran tradición histórica, este macrogénero, cuyo objetivo es crear espectáculo y entretener, es un gran cajón desastre donde entran talk shows, reality shows, concursos, espectáculos y variedades, programas de humor y musicales.

El capítulo seis, el último, se brinda al análisis de aquellos programas cuya programación se hace en función de lo peculiar del público objetivo al que se dirige. En este sentido, es interesante reseñar la importancia estratégica de los programas dirigidos a los telespectadores de menor edad, así como a aquellas audiencias minoritarias que tengan interés en programas documentales, divulgativos o religiosos, en la nueva televisión temática y multicanal.

Un público heterogéneo

Los destinatarios de esta obra, que el autor elabora con profundo rigor pero que no impide la lectura amena gracias a los múltiples ejemplos y anécdotas que incluye, son los estudiantes de Ciencias de la Información y los profesionales del sector, no solo programadores sino también productores, responsables de marketing y, de forma general, todos aquellos implicados en la siempre difícil tarea de gestionar una cadena de televisión.

Todos ellos deben comprender que en televisión, el acierto o el error último de un programa es atribuido a la cadena antes que a la productora, al actuar estas generalmente por encargo y bajo los dictámenes de la cadena financiadora. El acierto o error depende en gran medida, por tanto, del responsable de programación. Si bien la importancia de este se diluye en las nuevas plataformas digitales, es importante comprender que los hábitos de los consumidores no cambian tan deprisa como a algunos les gustaría y que la televisión continuará ocupando un lugar central en la creación de valor de los contenidos audiovisuales del futuro.

Es fundamental, por ello, instruirse en los conocimientos teóricos y prácticos para el desempeño de dicha labor, pues aunque se relajan y se muestran más difusas en la televisión del futuro, dichas pautas -no hablemos ya de los géneros, siempre presentes y en constante hibridación- seguirán vigentes en las plataformas interactivas venideras.

Francisco Gallego Calonge


Primeras conclusiones de CONTD, sobre televisión, producción y contenidos de ficción

Aquí van las primeras conclusiones sobre lo que se habló este en las jornadas de CONTD. Superprovechosas e interesantes. Ahora hablo, sobre todo, de producción televisiva, pero también se trató el siempre interesante del transmedia. El jueves hubo representantes de las televisiones y también de las productoras. Buen nivel, gente con ganas de hablar del audiovisual y con puntos de vista interesantes, que proceden de su visión desde un lado u otro de la industria.

Por la mañana, por el lado de las televisiones, estuvieron Jordi Hidalgo, Subdirector Programación y Programas, TVV; Fernando López, Director de Programas Ficción, TVE; Francesc Picó, Jefe de Ficción, TVV; Xose Manuel Barreira, Director Área Producción Ficción, Telecinco; Alejandro Flórez, Director de Adquisiciones y Programación de Producción Ajena, laSexta.

Aquí las primeras conclusiones:

–       Habrá más fusiones. Como decía Xose Manuel Barreira, por arriba y por abajo. También en el sector de la producción.

–       Debilidades de las empresas de producción: sector atomizado —con un matiz—, insuficiente músculo financiero y escasa internacionalización.

–       Mal que me pese, el tamaño importa:

  • Existe un cambio de ciclo en las grandes productoras, tipo Globomedia, en el que tienen que realizar una nueva ficción y unas nuevas estrategias empresariales. Si no se piensa en grande, en mi opinión, tiene bastante que perder, aunque parezca lo contrario.
  • Crecimientos significativos de algunas medianas: Notro, Plural, Ganga, etc. Son productoras que tienen todos –casi todos— los mimbres para crecer en los próximos años.
  • Despunte de algunas nuevas y pequeñas productoras. Existen productoras que, sin tener una gran compañía detrás, están haciendo las cosas muy bien, con productos serios y, sobre todo, interesantes. Aquí va el matiz de antes: habrá varias ligas diferentes para las diversas productoras. Algunas jugarán en ‘Champions’, otras en ‘Europa League’ y otras se conformarán con trabajar a nivel más local. Hay cinco o seis que se llevan el 80 por cien de todos los proyectos de televisión a nivel nacional. Y esto seguirá siendo así. Ahora bien, es momento de cambios: algunas suben, otras bajan. Entre otros factores, comenzará a entrar mucho capital riesgo en el sector y, aunque es una moneda con dos caras, es una buena oportunidad para crecer y, de alguna forma, quitarse la presión que las televisiones realizan mediante la propiedad de los derechos. Hay que pensar en términos marginales: no es que las productoras vayan a volverse locas a producir producción ajena, sino que pueden llegar a coger algo más de aire en ese collar que ahora es la producción propia externa para las productoras. Eso, y con planes estratégicos a largo plazo, servirán de mucho. Se va a notar quién tiene plan y quién no lo tiene.

–       Producir por los costes

  • Los ingresos son variables y no los puedes controlar. En cambio, los costes son variables pero controlables. Desde que comencé en el mundo de la producción, la primera máxima que me enseñaron era producir por los costes. Así producen los buenos y los inteligentes productores. Ahora, necesariamente, más que nunca. El que venda bueno, bonito y barato (más bueno, más bonito y más barato en relación con su competencia) (matiz: producir barato, producir de forma eficiente, no quiere decir regalado, ojo) ganará más en términos de mercado.

–       La asignatura pendiente de la internacionalización

  • En este sentido, existen productoras, grandes, como Globomedia o Vértice 360º, que están haciendo las cosas muy bien: existen Imagina International Sales y Vértice Sales, que saben lo que quieren, vender sus productos, y van a venderlo fuera. (Broma: recuerdo que me decían que Polanco iba vendiendo libros puerta a puerta; mentalmente, cuando pienso en la internacionalización de la ficción, lo veo igual).
  • Necesidad de adaptación a condiciones del mercado internacional – Las formas de hacer españolas dificultan la internacionalización.
  • Ficción = Producto de largo recorrido – Productor ejecutivo = Persona que lo lleva de la mano. En este sentido, como se apuntaba desde el estrado, quizá las televisiones tengan que ser más ‘comprensivas’ con las empresas de producción y con sus gestores. Al fin y al cabo, las productoras acuden a vender a los festivales: si se les da campo, con acuerdos más flexibles, las televisiones también pueden salir ganando.
  • ¿Qué se puede ofrecer a los otros, a los de fuera? Ventajas para que vengan. Encontrar socios adecuados, coproducción.

Lecturas: ‘Industrias Creativas. Amenazas sobre la cultura digital’

Acabo de terminar la lectura de ‘Industrias Creativas: amenazas sobre la cultura digital’, que aborda de forma crítica la cuestión de la economía creativa. En él, escriben autores destacadísimos a nivel europeo. Por decirlo de algún modo, se encuentran artículos de lo mejor de cada casa de la escuela crítica de las industrias culturales: Enrique Bustamante, Philipee Bouquillion, Nicholas Garhnam, Bernarde Miége, Pierre Moeglin, Giuseppe Richeri, Philip Schlesinger, Gaëtan Tremblay —canadiense— y Ramón Zallo ofrecen su opinión en el libro.

Se trata de un libro, como digo, que ofrece un examen crítico de la economía creativa tan de moda actual frente al mundo de las industrias culturales. Dicha creatividad, en el centro de las políticas actuales de casi todos los gobiernos, se convierte en un concepto poco inocente que ocupa también el lugar que históricamente le ocupaba a la Cultura.

Personalmente, el libro me ha gustado, aunque no es ‘entretenido’ sino riguroso. Siempre digo que la próxima burbuja es la de los emprendedores, algo muy serio que desde gobiernos, consultoras y charlatanes se vende como la pócima mágica a explotar si se quiere ser alguien en esta ‘Nueva Economía’. Sin tratar implícitamente de esto último, creo el libro ofrece algunas explicaciones que pueden servir para hacerse una idea de lo que está sucediendo.