Reflexiones a vuela pluma sobre el informe #SIE11

Ayer asistí a la presentación del libro ‘La Sociedad de la Información en España 2011’. Fue una presentación amena y rápida que, como anécdota, no se celebró en la calle Gran Vía sino que se llevó a cabo en el Distrito Telefónica, en el barrio de Las Tablas.

Primero hablo César Alierta, Presidente de Telefónica; más tarde habló Javier Nadal Ariño y, por último, como cierre del evento, el reciente ministro Soria ofreció, para mi gusto, un buen discurso sobre presente y futuro de la información en España, y de España –porqué no decirlo.

Javier Nadal, que llevó el peso de la presentación, se centró en destacar las diez principales conclusiones que se sacaron de la edición del libro de este año. Coinciden con los diez puntos del primer capítulo del libro –que, en total, tiene cuatro. Los enumero y, a continuación, comento los que me resultan más interesantes, aunque el hecho de seleccionar va a ser una tarea difícil:

  1. La banda ancha móvil dirige el crecimiento de la banda ancha en España
  2. Empieza la era post-PC
  3. Crece el comercio electrónico y se potencia la componente social
  4. Smartcities: un primer paso hacia la Internet de las cosas
  5. El 2011 ha marcado el paso al uso de una Internet más productiva en lo personal y en lo profesional
  6. De la posesión al acceso: las redes habilitan nuevas formas de uso de Internet
  7. Una nueva categoría de usuario: el comunicador digital permanente
  8. Los nuevos servicios de Internet nacen con nuevas brechas digitales
  9. Retraso en la salida a Bolsa de las grandes de Internet
  10. La concentración de mercado de las grandes empresas de Internet llama la atención de las autoridades

De este capítulo, que ha sido el único que por el momento he leído a fondo, destacaría, en primer lugar, que el futuro es móvil –menuda obviedad— y el consumo de ‘dicho futuro’ se hará en múltiples dispositivos. En el ámbito de la televisión, algunos ya se preparan: como ejemplo, antena3.com lanzó la nueva versión de su aplicación para Windows Phone 7.5 hace escasos días. Con un diseño mejorado, esta aplicación permite disfrutar de todos los contenidos y servicios de antena3.com en el móvil, de forma directa e incluyendo la emisión en directo, mejorando la experiencia de los usuarios. Es sólo un ejemplo pero mi experiencia en Corea me permitió ver que aquí hay mucho por recorrer. Y eso es bueno: está todo por hacer.

Además, destacaría el hecho de que las redes habilitan nuevas formas de uso de Internet y que se está formando una nueva categoría de usuario. Por un lado, el informe recuerda que el consumo de películas y series asciende a casi el 60 por cien del total del consumo on line de contenidos. Justo anoche, tras el partido de fútbol, me llamó la atención un comentario en Twitter de Eduardo Prádanos sobre la posibilidad de medir todo lo que Internet y el consumo televisivo en ella supone. Como digo, mucho recorrido por hacer.

En tercer lugar, y esto sí que me parece interesante puesto que mucha gente parece no verlo, la concentración de mercado de las grandes empresas de Internet será un grave problema en el futuro. Es verdad que la innovación, para existir, necesita de unos mecanismos de mercado que permitan recoger los frutos de un mayor atrevimiento. Pero el 89 por cien del tráfico generado por los tablets a nivel mundial es de Apple y más del 90 por cien de la publicidad on line basada en búsquedas es de Google. Me dirán, ¿por qué es malo? ¿no se lo han ganado? Sí, se lo han ganado y ahora deben tener su premio, pero, por simple inercia de mercado, será un problema en el futuro…

Aquí os dejo el enlace al informe, que se puede descargar en PDF.

PD: César Alierta que, como os decía, inauguró el acto me pareció un pésimo orador. Era la primera vez que acudía a un acto en el que él estuviera y… decepcionó. En cambio, me pasó todo lo contrario con Soria: su discurso fue brillante y su tono más que adecuado. Y sabe de lo que habla: tiene Web, blog, Twitter, etc. Digamos que está puesto, no como Alierta. El diablo está en los matices.

Telefónica como ejemplo

Un par de días atrás, Telefónica anunció una reorganización –¿un vuelco?— de su cúpula directiva y de su estructura como empresa. Uno de los mejores análisis que he leído ha sido este. Obviamente, hay muchos más: sólo hace falta poner  términos como Telefónica y reorganización en Google para encontrarlos.

Coincido con Ángel Méndez en que se trata de una decisión, al menos, valiente. Se trata de ir por delante de los acontecimientos y no por detrás. Cualquiera que sepa algo de gestión, sabrá que no es la principal característica de una gran empresa —por tamaño, por historia— como Telefónica es.

Además, pudiendo parecer una tontería, encuentro varias similitudes y diferencias entre el futuro de Telefónica y el de muchos jóvenes españoles; yo me encuentro entre ellos, al igual que la inmensa mayoría de mis amigos y conocidos. Los españoles vivimos bien, no nos podemos quejar. Tenemos lo suficiente para ser conservadores, aunque las cosas no vayan todo lo bien que deberían ir… Supongo que, en términos generales, tenemos lo suficiente para no poder quejarnos pero no tanto como para sentirnos satisfechos.

Todo el mundo sabe que Telefónica no obtiene los mejores resultados de su historia actualmente en España. Principalmente, esto se debe a la fuerte competencia que el sector de las telecomunicaciones ha experimentado en las últimas décadas y, en menor medida, a la fuerte crisis económica que, siendo mundial, afecta de forma especial a nuestro país. Aún así, la situación no es lo suficientemente desesperada para que Telefónica se líe la manta a la cabeza y decida llevar a cabo tal reorganización de su estructura. Sin embargo, lo ha hecho.

Sucede algo similar —en las causas, no en los efectos— con mis conocidos en España. Muchos de ellos son titulados universitarios, otros no. Casi todos, por una cosa u otra, están jodidos y ven el futuro con cierta amargura. Aún así, no nos engañemos, la situación no es lo suficientemente desesperada para que se líen la manta a la cabeza —mucha crisis, muchas gaitas; pero se vive bien— y decidan tomar las riendas de su propia carrera profesional y, porque no decirlo, de su propia vida. Por ende, no lo hacen. Y la situación se alarga hasta términos infinitos.

Telefónica no ha abandonado España, sino que la enmarca dentro de una estructura mayor, la transnacional. No es que se marche porque allí no hay nada que hacer sino que, estando las cosas como están, la única forma de vivir —no de sobrevivir, esto se puede hacer de muchas maneras— es apostando estratégicamente por ser global. Más tarde se podrá discutir si verdaderamente se es o no se es sin estar en los mercados estadounidenses y asiáticos, pero la intención es esa.

En cambio, muchos jóvenes no se atreven a dar el paso. Sé que algunos pensarán que tengo una visión demasiado romántica de cómo deberían hacerse las cosas. Yo no lo creo así: toco tierra bastante a menudo, me encargo de hacerlo de forma consciente. Con esto no quiero decir que las cosas sean fáciles: es mucho más fácil decirlo que hacerlo, por supuesto. Sin embargo, Audentes fortuna iuvat, o eso dicen.

Aunque en un principio puedan parecer malas noticias, es lo mejor que le podía pasar a una generación como la mía, lo suficientemente preparada para hacer todo, lo suficientemente acomodada para no hacer nada.

La fusión de Telecinco y Cuatro

La nueva Ley General de Comunicación Audiovisual , que se puso en marcha el 1 de mayo de 2010 en un intento de dotar al sector de una normativa “acorde con los tiempos, coherente, dinámica, liberalizadora y con garantías de control democrático y respeto y refuerzo de los derechos de los ciudadanos, de los prestadores y del interés general”[1], incorpora un conjunto de artículos destinados a garantizar el pluralismo y la libre competencia en el mercado radiofónico y televisivo dada la importancia que tienen estos medios en la formación de la opinión pública. Asimismo, reconoce el derecho a poseer participaciones significativas en varios prestadores de servicios estatales de comunicación, pero limita ese derecho si en el momento de la fusión o compra se acumula más del 27 por ciento de la audiencia.

Se establece también que un solo titular no podrá tener participaciones significativas en prestadores de servicios de comunicación audiovisual que acumulen más de dos múltiplex —es decir, ocho canales— y que, en todo caso, deben garantizarse un mínimo de tres operadores privados estatales.

Tras la luz verde dada a la operación de concentración por parte de la CNMV, Gestevisión-Telecinco se convierte en la propietaria del canal generalista Cuatro y del 22 por ciento de la plataforma de pago Digital+ —aunque todavía está por ver ésta última operación, todo indica que se llevara a cabo pues la primera ha renunciado a la gestión de Digital+— como consecuencia del acuerdo de fusión por absorción entre Telecinco y Sogecable.

Como se mencionaba anteriormente, dicha fusión supone la primera evidencia de la Ley de Medidas Urgentes en Materia de Telecomunicaciones aprobada tan solo unos meses antes. Así, ambas compañías han protagonizado la primera fusión de dos grandes cadenas de televisión en España, una operación de un importante calado empresarial pero que apenas repercutirá de forma inmediata en los telespectadores porque ambas mantendrán sus marcas en la parrilla.

Según la información obtenida de su memoria anual[2], a falta de las autorizaciones y comprobaciones habituales realizadas por la CNMV, Telecinco hará una ampliación de capital en torno a 500 millones de euros con derecho de suscripción preferente para adquirir, mediante canje de acciones, el íntegro capital social de una sociedad de nueva creación que incluya la rama de actividad de Cuatro. Por su parte, Prisa, a través de Sogecable, tendrá en principio un 22 por ciento del capital social de la nueva empresa, aunque este porcentaje quedará finalmente alrededor del 18,3 por ciento una vez realizada la ampliación de capital.

Además, Telecinco desembolsará 500 millones de euros más en efectivo para hacerse con el mencionado porcentaje de la plataforma de televisión de pago. Para fijar esta cantidad se ha establecido una valoración de los activos de 2.350 millones de euros, la misma usada cuando Telefónica compró el 21 por ciento de Digital+ tan sólo unas semanas antes de anunciar el acuerdo. También tendrán representación en los respectivos Consejos de Administración de uno y otro grupo en función, como es obvio, de su porcentaje accionarial.

En términos económicos, a pesar de los actuales malos resultados, la gestión empresarial del periodo Vasile puede ser denominado como un rotundo éxito. Apoyada en una gestión publicitaria eficiente desde la integración de Publiespaña en la contabilidad del grupo en abril de 2004, Telecinco se convirtió desde esa fecha en el líder audiovisual en las principales medidas de gestión económica. En resumen, dejando la salida a Bolsa del grupo a un lado, dicho liderazgo estuvo basado en el aumento absoluto y relativo de audiencias, en el incremento de ingresos publicitarios y en un estricto control de costes heredado de la etapa de Maurizio Carlotti.

Además de la desmembración del área audiovisual de Prisa —por mucho que digan sus gestores— y de la futura vuelta a una televisión ‘menos plural y más concentrada’, Gestevisión-Telecinco, citando a Sánchez Tabernero “por su integración vertical por su éxito espectacular sobre el sistema televisivo español durante la primera década del siglo XXI”, se ha convertido, aún más, en uno de los grandes jugadores del mercado de la comunicación en España.


[1] Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de la Comunicación Audiovisual.

[2] Gestevisión-Telecinco. Memoria anual 2009

La nueva televisión digital

He acudido esta tarde a la presentación del dossier central del número 84 de la revista TELOS, correspondiente a julio-septiembre de este año. Han intervenido Carmen Fuente Cobo, que es profesora de Ética y Deontología de la Información; Eduardo García Matilla, también profesor y presidente de Corporación Multimedia; Eladio Gutiérrez Montes, ex presidente de Impulsa; y Enrique Bustamante, catedrático de Comunicación Audiovisual y moderador del evento —por cierto, también es director de mi tesis doctoral en la Complutense—.

Este número me interesaba especialmente porque analiza el devenir de la televisión digital centrándose en la producción y difusión de contenidos. Primera y gran conclusión —aunque no nueva—: quien tenga el contenido tendrá el poder y muchos de los movimientos empresariales por parte de los grandes grupos que estamos viviendo en los últimos meses van encaminados a ello. Otra vez. Curiosamente, los dos últimos posts los he dedicado al asunto.

Además, García Matilla también ha hecho hincapié en lo importante de ser la empresa a la que el usuario final —el consumidor— ponga cara. Me explico —o, mejor, García Matilla explica—: en un nuevo panorama, en el cual la cadena de valor tradicional está completamente rota, ser la empresa que ofrezca el producto final al usuario y que, por lo tanto, atraiga a los anunciantes será fundamental en la consolidación de la misma. Como señalaba, esto incumbe a grupos de comunicación tradicional —prensa y audiovisual—, telcos y, por supuesto, agregadotes de Internet.

Últimos apuntes de este señor, al que conozco con anterioridad de varias charlas —mucho más cercanas— durante el Máster de Producción Audiovisual: metodología, investigación y colaboración. Recetas para afrontar la nueva situación, que comparto completamente. Eso sí, quizá sea algo más escéptico en su valoración de las oportunidades españolas en el sector a nivel internacional. Dice Matilla que la revolución digital pone a todos los países, a todas las empresas en la línea de salida —espero haberlo entendido bien—. Sin embargo, en mi opinión, podemos tener talento, podemos tener la infraestructura necesaria, pero no tenemos unos mandos medios intermedios con iniciativa en esas empresas campeonas nacionales que deben tirar del carro. Y no es por falta de ganas de que suceda.

A vuela pluma, me quedo con dos ideas de Eladio Gutiérrez: la necesidad de un regulador que aglutine de forma convergente y sea árbitro en el nuevo panorama audiovisual, y la falta de unidad en el sector. He sido y soy partidario de la formación de un Consejo audiovisual independiente que regule el sector audiovisual, pero más al estilo OFCOM. En España, la CMT, a pesar de ser para mí un organismo con gran legitimidad moral, no trataba los asuntos estrictamente audiovisuales como se merecían. Ahora bien, la creación de CEMA bien puede no servir sin una intensa y fructífera colaboración con ella que, como su nombre indica, se encarga de las telecomunicaciones.

Por último, señalar que la presentación, sin estar la sala completamente llena, ha registrado una gran entrada. Muchos profesionales que, tal como he palpado, le van teniendo ganas a Google y pronostican el batacazo de su televisión. Varios argumentos me han descolocado un poco y me han hecho ver que se me escapan varios asuntos relacionados. Me pondré al día.