Jobs y la distorsión de la realidad

Sé que voy con algo de retraso, pero bueno… acabo de terminar de leer la biografía que Walter Isaacson escribió sobre Steve Jobs. Tenía muchas ganas de leerla, la verdad, pero andaba como loco buscando una versión para el Kindle… hasta que vi una oferta en un centro comercial y, pese a tener un volumen considerable de páginas, decidí cogerla en papel. Era ese momento o… muchos meses más tarde.

[pullquote]“Puede convencer a cualquiera de prácticamente cualquier cosa. El efecto se desvanece cuando él ya no está, pero hace que sea difícil plantear plazos realistas”.[/pullquote]

El libro está muy bien, aunque es denso. Me gustan más los primeros capítulos, los que hablan de cómo se forjó la personalidad de Jobs y cómo Apple nació. Seguramente sea porque los últimos ‘los he vivido’ y todos nosotros los conocemos mejor.

Sin duda alguna, los productos que Apple crea son muy parecidos a uno de sus creadores: tan simples, tan complejos. Una personalidad muy compleja con la que, si la tuvieras enfrente, sería muy difícil lidiar. He recordado varias veces un post de Martin Varsavsky que compara la personalidad de Steve Jobs y Bill Gates. Él, que prefiere quedarse con la personalidad de Gates finalmente, señala que preferiría cenar con Gates mucho antes que con Jobs.

[pullquote]»Era carismático e inspirador, pero a veces también un gilipollas»[/pullquote]

Yo, en cambio, prefiero quedarme con la violencia, el mal humor y la genialidad de Steve Jobs; será que estoy un poquito harto de los buenistas no tan bueno y prefiero a los malos –pero geniales— que van de frente. Al final bien es verdad que todos intentan salirse con la suya, por lo tanto no son tan diferentes en el qué.

Con todo y con eso, seguramente Varsavsky tenga razón y Gates sea mejor tipo, pero a mí, como digo, me atrae mucho ese concepto de distorsión de la realidad de Jobs. Aunque fuera un gilipollas a menudo. Los científicos definen el campo de distorsión de la realidad de esta forma:

Distorsión importante de la relación del individuo y el mundo exterior por la presencia de ideas o creencias delirantes a las que se adhiere con convicción, oponiéndose a los datos ofrecidos por la realidad y el sentido común.

También creo que, por mucho que digan, lo de Steve Jobs no era un caso grave, más bien un mito, y lo que sí era más una mezcla de posibles, ambición, intuición y visión. Todo en uno que ha resultado único, ¿alguien se imagina que los ordenadores, los  teléfonos o las tabletas tengan el diseño y las funcionalidades que tiene hoy en día sin la figura e influencia de Jobs? Pues eso.

#SocialTV measurement: lo que Forbes dice

Ayer fue @pepecerezo quien me puso sobre la pista. Enlazo un artículo de Forbes —nada más, nada menos— que lleva por título: Now That Nielsen Tracks Tweets, How Will That Change TV? En él, se analiza la compra de Social Guide por parte de Nielsen —de la que hablé aquí. Es bastante interesante porque aporta opiniones de los responsables de otras compañías, tales como Bluefinlabs o Networked Insight. Además, habla de lo que la gente de Social Guide puede aportar a Nielsen. Hay movimiento.

Now Can It Offer New TV Rating?

Gracias a un tuit de David Ghirardello llego a este vídeo, que a su vez lo enlaza de la Web de AdAge —Twitter Has Become the New TV Guide — Now Can It Offer New TV Rating?. Se trata de Fred Graver, responsable de TV en Twitter.

El vídeo es del mes pasado, octubre, de la Ad Age Social Engagement/Social TV Conference.

Intenta responder a la pregunta sobre si Twitter puede ofrecer nuevas métricas vinculadas al mundo de la televisión. Lo de que Twitter y TV «te hagan la vida mejor» está por ver, pero que hay tela que cortar es bastante obvio.

También está chulo, por si os interesa, el blog del amigo: http://www.fredgraver.com/ [Algo abandonado, pero todavía interesante].

Más ‘Samsunes’, menos mierdas

Samsung me fascina. Mucha gente piensa que son los de las teles, los móviles o las tabletas. Pero Samsung es un gran imperio. Recuerdo, de mi estancia en Seúl, cómo muchos edificios tenían el logo de la empresa, pues Samsung también se dedica al negocio de la construcción allí. Hoy el diario ABC publica un artículo sobre cómo los surcoreanos han conseguido alcanzar el ritmo de ventas de Apple. Es éste. [pullquote]Samsung está envuelta también en la industria pesada, automotriz, servicios financieros, productos químicos, venta al público y entretenimiento.[/pullquote]

Dejando a un lado que el artículo pueda tener cierto sesgo publicitario, la verdad es que creo que tiene razón.

Soy usuario de Apple —tengo un Mac Book— y también de Samsung —Galaxy II S—. Mis amigos y conocidos me suelen decir cómo, siendo yo tan avanzado en nuevas tecnologías (?), es que no estoy loco por el iPhone. Siempre respondo que, cuando miro el iPhone, me parece que su pantalla es diminuta. Lo digo en tona de broma, pero lo que realmente quiero decir es que no siento que mi teléfono sea peor teléfono y que sí existen otras compañías que lo hacen igual de bien que Apple —aquí algunos me dirán que es porque copiaron las patentes de Apple y… entonces me tendré que callar; no sin antes señalar que Apple también ha hecho eso a lo largo de su historia.

[pullquote]La nación es uno de los líderes de innovación en la tecnología, siendo el tercer país con más patente registradas, sólo después de Japón y Estados Unidos.[/pullquote]

Samsung, como digo, es una empresa líder en desarrollo tecnológico. Se ha conseguido posicionar a nivel global de una forma aceleradísima. El día de mañana caerá, como lo hacen todas las compañías de su sector, pero no hay que olvidar que tras su desarrollo existe una gran estrategia privada, la de la propia compañía, pero también pública, la del Gobierno de Corea.

 

Si ahora las empresas coreanas tienen éxito es porque en su día se apostó por ciertos sectores estratégicos y por una internacionalización de sus principales empresas a nivel mundial. Y son bastante agresivos —sin ser esto malo. Es verdad que también ha habido problemas pero, pese a ello, creo que el balance es más que positivo.

Me interesa mucho el tema —innovación, Corea del Sur, Samsung– y seguro que escribo más sobre ello. Por si alguien quiere saber más cómo Samsung se fundó, como evolucionó y cómo ha conseguido tener éxito, aquí el link a un buen libro que me leí hace tiempo.

Sin título

Twitter, televisión y estrategia

[pullquote]¿Qué no estará viendo Twitter en su relación con la televisión?[/pullquote]

El otro día intercambia impresiones sobre medición de audiencias y posibilidades de los agentes del medio televisivo con Twitter. Al día siguiente, Chloe Sladden anunciaba:

Aquí se puede ver el perfil en LinkedIn de Grossman. Su misión será acercar posturas y manejar los hilos entre bastidores, supongo, para una relación mucho más efectiva entre… piratas y corsarios. A ver qué sale.

[Manda coj**** que Chloe Sladden se equivocara al tuitearlo y enlazara mal a la cuenta de Ben Grossman]

Sobre la compra de Social Guide por parte de Nielsen

El pasado lunes se hizo efectiva la compra de Social Guide por parte de Nielsen. Un paso más en la incorporación de nuevas métricas a la hora de medir el consumo televisivo. Será un proceso lento, pero será.

Siempre dije que estas nuevas métricas serían complementarias a las actuales mediciones y así será. Nielsen, pero tampoco Kantar Media o cualquier otra, no puede quedarse parada dejando escapar informaciones que, de forma efectiva, están muy vinculadas a la televisión. Y moverán mucho dinero.

En el panorama estadounidense, existen cuatro grandes empresas que se dedicación a la analítica de redes sociales, especialmente Twitter, y Televisión.

Por un lado, a mi parecer más importantes, están Bluefinlabs y TrendrrTV. Por el otro, están la recién adquirida Social Guide y Networked Insights.

Tengo especial predilección por el trabajo de Bluefinlabs. Está dirigido por Deb Roy, profesor del MediaLab del MIT. La empresa, además de aportar métricas, sobre el volumen de datos que la televisión genera en Estados Unidos, ofrece datos convertidos en información que también puede ser muy útil para los anunciantes. Pero lo más importante es el trabajo que están haciendo a la hora de mapear los comentarios que la gente realiza sobre sus cadenas, programas o presentadores favoritos. Quizá los tiros vayan por allí. Y quizás la evolución sea bastante rápida.

TrendrrTV, por su parte, está dirigida por Mark Gunheim, también tiene cierta relevancia. Su línea de negocio, la que ellos han elegido, ha sido la de elaborar ránkings e índices de audiencia. En mi opinión, es una visión más cortoplacista pero… puede funcionar. Además, tienen una buena cartera de clientes.

En tercer lugar, situaría a la recién adquirida Social Guide y también a Networked Insights. Son dos empresas que también trabajan con analíticas de redes sociales pero que, a mi entender, tienen menos peso de marca que las dos anteriores.

Las cosas van muy rápido y, bueno, Social Guide ha sido la elegida. No han transcendido ni precios de compra ni porcentajes a repartir entre los propietarios, pero… me quedo con la idea de que las grandes empresas de medición ya se han dado cuenta y han decidido mover ficha en el tablero. Que sepan aprovechar el movimiento o no, que consigan unificar criterios de medición o no… es otro cantar.

Si han decidido incorporar a la gente de Social Guide, que no saben tanto de televisión pero sí sabe cómo medir tráfico en Internet y lleva incorporada una nueva cultura, podría funcionar. Si no es así, me temo que la compra habrá sido en balde.

Si la operación se ha realizado porque los grandes gerifaltes han escuchado cantos de sirena o porque hay un verdadero interés en hacer evolucionar el sector se verá dentro de poco. Al menos, se verán indicios de ello.

De despidos, mediocres y cambios

El sábado se hizo oficial que El País, el principal periódico de tirada nacional, despedía a 129 de sus periodistas. Entre ellos, grandes nombres que han vivido gran parte de su extensa carrera profesional en él.

Una tragedia que, sin duda, no es principalmente culpa suya. Que gente como Ramón Lobo esté fuera, con su perfil, como corresponsal pero también como periodista bien integrado en el entorno digital, debería avergonzar a cualquiera.

Sin embargo, no hay que llevarse a engaño. La situación del grupo Prisa, en general, no es más que fruto de su pésima gestión en los últimos años, de la ausencia de crítica en el interior de la empresa y, por supuesto, de un gran cambio de paradigma en el mundo de los medios que no todos quieren ver. Ahora, cuando ya no hay nada que hacer, cuando ya es tarde, algunos protestan. Como ya dije en Twitter, parece que la gran mayoría se ha caído del guindo este fin de semana.

No conozco la redacción de El País, pero sí conozco el Grupo Prisa. Además, tengo información de primera mano de personas que han trabajado allí, en la redacción de la calle Miguel Yuste. Su política de contratación ha sido nefasta durante, al menos, quince años. Pero es ahora, cuando se toca a los trabajadores indefinidos, cuando se pone el grito en el Cielo.

Este es un problema extensible al resto de empresas de la sociedad española. Es un problema, quizá uno de los dos o tres principales, del país. Por si a alguien le interesa, pueden echar un ojo al trabajo que, durante años, llevando realizando la gente de ‘Nada es gratis’ o Politikon. Pero no deja de parecerme hipócrita o miope el verlo.

Lo cierto es que en el grupo existe una inflación salarial que quita el sentido. Las ineficiencias de gestión son tan evidentes, tan bestiales, que da vergüenza mencionarlas. Aunque puedo ofrecer mil y una anécdota.

Por supuesto, como me hacían ver en Twitter, esta inflación es asimétrica. Y esto es algo con lo que estoy de acuerdo. Siempre pagan los mismos y por eso mi queja de más arriba. Es verdad que los puestos de Dirección apenas se han tocado y que sus sueldos son más altos que los de redacción; pero también es verdad que esa inflación salarial, esos sueldos abultados, existían entre los empleados.

Cuando leí que algunos llamaban a un boicot al periódico o señalaban que @el_pais perdía seguidores a mansalva por el hecho de los despidos—como si no el propio medio no se estuviera haciendo el harakiri ya…—, hice una mueca cínica, ¿de qué servirá? ¿No ven el cambio? ¿Ni los problemas principales?

Y esto no va a quedar aquí. Una vez la purga de contratos temporales ya se ha hecho, toca el turno de los indefinidos y, para algunos, comienza la verdadera Crisis. Hasta que a uno no le toca, no lo ve. Entonces, cambia de perspectiva. O como Gonzalo Martín señalaba en la ‘discusión’ en Twitter, no es que no lo vean, es que no quieren perder sus privilegios. Ay, amigo, cuando te toca.

Más pronto que tarde, se producirán despidos en Sogecable. Volveremos a ver el mismo tipo de gregarismo estúpido que se ha producido ahora y también cuando se cerró CNN+.

Por otro lado, de importancia capital, está la pésima gestión del gurú de Cebrián, estandarte de una España que ha crecido a la sombra del poder político. Acercándose a unos, o acercándose a otros. De nuevo, no es un problema de Prisa. Es general. Lo estamos viendo. Lo estamos pagando.

Es tan nefasta su gestión que ha conseguido cargarse al principal grupo de comunicación en español en ¿cuánto? ¿cinco años? El ejemplo es de libro: se ha tardado veinticinco años en levantar tal imperio, bajo el mando de Polanco, y cuando se muere… no dura un asalto entre luchas políticas y operaciones innecesarias y rocambolescas. Ay, de aquella OPA a Digital+. Qué importante es la calidad directiva y cuánto la despreciamos en España. Con todo y con eso, este señor lo dice mejor que yo, “las mayores y más costosas ineficiencias son las de la dirección, aunque el castigo se lo estén llevando las redacciones”. Lo extiendo no sólo al mundo del periodismo, sino de la comunicación en general.

Es tal la mediocridad de los cuadros altos y medios en la empresa en España —salvo excepciones— que da hasta miedo. Son muchos los ejemplos. Y este es otro de los principales del país: la selección de sus élites. Estamos tan rodeados de mediocridad que uno intenta hacer algo y… se le echan encima. No es que no sepamos ser excelentes, es que ese espejo que la excelencia porta consigo hace ver la propia mediocridad al que es mediocre. Y hay cosas que no se pueden aguantar…

Si el problema del sistema laboral se soluciona en medio año, con ganas y buena dirección, este problema, el de la configuración de las élites y la búsqueda de la excelencia, nos puede llevar veinte años fácilmente. Y si nos ponemos ya, pero creo que quedará tocar más fondo. Porque se puede caer más bajo todavía, incluso quedarse estancado en el fondo del pozo. No lo olvidemos.

Por último, nos encontramos con el brutal cambio de paradigma de los medios. A estas alturas, quien no lo vea es, cuánto menos, estúpido. Todos los grupos de comunicación tendrán que ajustarse —cambiar de escala, como decía Gonzalo—. Los medios, hasta el día de hoy, juegan a ‘transformarse’, pero no dejan de ser lo mismo que ayer. Y no, no hay vuelta atrás: la gran mayoría de empresas caerán porque esta transformación tiene que ser honesta, radical y… eficiente. Estoy seguro de que caerán. Por no saber adaptarse, porque prefieren morir que cambiar. Y, en cierto sentido, así debe ser.

«La medición de la televisión social en España: concepto, evolución y posibilidades presentes y futuras»

El pasado día 11 acudí al III Congreso Internacional de Comunicación 3.0, en Salamanca. Presenté una comunicación sobre televisión social que llevaba por nombre «La medición de la televisión social en España: concepto, evolución y posibilidades presentes y futuras». A pesar de que la comunicación formará parte del libro del Congreso, adelante el .pdf que presenté.

El estudio de caso es muy, muy esquemático; con escasas conclusiones. La causa es la escasez de espacio. La investigación y trabajos sobre medición de audiencias en televisión que tengo entre manos son mucho más amplios y ya tendré ocasión de ir ampliando objetos de estudio, delimitación temporal, etc. Me interesaba tratar más otros aspectos, que están en el paper.

Aquí dejo el .pdf.

Lecturas: ‘Contra la cultura del subsidio’, de Marc Vidal

Acabo de terminar el libro de Marc Vidal. Me ha encantado. Escrito de una forma sencilla, no deja títere con cabeza a la hora de hablar de la sociedad española. Y… dice cosas que yo llevo pensando mucho tiempo. Pero, claro, él pone los puntos sobre las íes y es capaz de explicarlo mucho mejor.

Hace mucho escribía que la fórmula para salir de la crisis era mover el culo. Muchos conocidos se reían o hacían bromas. Pero, de verdad, que pienso que no es que sea una salida sino que es la única salida. Emprender, en su sentido más amplio, es lo que toca. Ya no hablo de montar una empresa —no todo el mundo vale, no todo el mundo debe querer— pero sí que, cada uno a su manera, tiene que currárselo. Nadie, absolutamente nadie, solucionará los problemas de la gente que no los mueva. Vamos a un mundo con una mayor desigualdad. Si nuestros padres vivieron un momento social en el que la clase media iba engordando y engordando hasta convertirse en la bases sobre la que se construía la sociedad, a nosotros nos tocará vivir un momento en el que dicha clase media se diluierá, haciendo que la clase alta y la clase baja engorden. Dónde se situará cada uno, depende —no exclusivamente, pero sí de forma determinante— en lo que cada uno haga. Es obvio que la crisis pasará pero… no va ser lo mismo para nadie. Muchas de las grandes mentiras no tendrán vigor y, quien pretenda vivir igual que antes, las va a pasar canutas. A nivel individual, social y, por supuesto, empresarial.

Una vez, en una clase de máster o curso de experto intenté explicárselo a los alumnos. Me salió a bote pronto —seguro que lo leí por ahí—, pero recuerdo sus caras de saber claramente a lo que me estaba refiriendo. Puse el ejemplo de un rombo y un reloj de arena. La concepción de la sociedad en la época de nuestros padres era la de un rombo: clases alta y baja estrechas y una clase media gruesa. En cambio, la nuestra será la del reloj de arena, con una clase media menguante, una gran capa social de clase baja y, por último, una clase alta más numerosa que antes. Mezclando conceptos, esta clase alta, no necesariamente rica pero sí acomodada en términos monetarias, se asociará a la clase creativa de Florida. Todo esto, con otros ejemplos y otras palabras, está reflejado en el libro Contra la cultura del subsidio: la microburguesía low cost y su escasa iniciativa empresarial.

Debo confesar que tenía muchas ganas de leerlo desde hace varios meses, pero el hecho de tener otros libros pendientes, el ir a la librería y no encontrarlo en alguna ocasión y… las múltiples cosas que uno tiene por hacer, no me habían dejado. He devorado el libro, muy sencillito de leer y bien escrito, en dos días. Algunos ejemplos ya los conocía, pues suelo leer a Marc en sus blogs (aquí y aquí), así como su cuenta de Twitter, pero la verdad es que el libro merece la pena. Es un chute de energía que elimina, o pretende eliminar, el anestésico con el que todos desayunamos. Tanta como la que él demuestra aquí.