K-Pop en @noticias_cuatro

Mucho se habla de la necesaria internacionalización de los productos culturales españoles. Que lo español es bueno, pero que no sabemos venderlo. Que tenemos que ajustar la oferta a contenidos universales, entendibles en el resto del mundo. Que no es que sea algo coyuntural, sino que debe ser algo estructural. Zarandajas.

Mientras tanto, no miramos a quién deberíamos mirar. Los surcoreanos saben hacerlo: desde esta pequeña pieza en un noticiario hasta la estrategia de su Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo. Da igual que te guste el K-Pop o te gusten los K-Dramas, se trata de utilizar las redes sociales, donde están hablando de ti, para llevar a cabo políticas culturales estratégicas, que alimenten y permitan crecer a un sector. Se trata de Economía, Política y Cultura, de industrias culturales.

No es casualidad que en primavera del año pasado se haya inaugurado el Centro Cultural Coreano —donde, por cierto, estudio el idioma— en Madrid y que, poco a poco, su cultura se vaya colando en el informativo de una cadena nacional, aunque sea un minuto y medio. Alguien, en algún lugar de Seúl, debió dar órdenes para que se permitiera cierta estrategia, que permitiera ciertas tácticas de gestión y expansión cultural, que a su vez posibilitaron la promoción de una acción cultural concreta en un informativo nocturno, aunque sea de un viernes por la noche, y que yo, sin vinculación alguna a Corea del Sur, esté escribiendo este post.

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Lecturas: ‘La televisión económica’, de Enrique Bustamante

‘La televisión económica’ se ha convertido para mí, y para otros muchos, en un libro casi de cabecera. Han pasado algo más de diez años desde su publicación pero, en mi opinión, todavía explica perfectamente el funcionamiento de la televisión. Y una década, en un sector tan dinámico y de naturaleza cambiante como el audiovisual, son muchos. A veces releo ciertos capítulos y descubro que aspectos increíblemente actuales ya estaban escritos. Repito: un libro de cabecera para todo estudiante que esté interesado en la economía política de los medios.

¿Cómo ha conseguido aguantar? De un forma muy sencilla: explica de manera magnífica la lógica económica que se impone en cualquier sistema televisivo, por muy público o muy privado que éste sea. Toca temas que abarcan desde la financiación de las televisiones públicas hasta la producción de programas. En este sentido, cada capítulo, abarca un aspecto determinado de la realidad televisiva en su vertiente más estructural.

Aunque yo he dicho que, pese a todo, es un libro de gran actualidad, hablando con su autor, Enrique Bustamante, me confesaba que ya va siendo hora de actualizarlo para poder tratar más a fondo las claves de futuro ya apuntadas hace diez años y que sitúan al audiovisual como ‘sector punta del desarrollo económico y como motor central de la sociedad de la información’. Con un poquito de suerte, a ver si su editor lee esto y se pone las pilas.