Mucho se habla de la necesaria internacionalización de los productos culturales españoles. Que lo español es bueno, pero que no sabemos venderlo. Que tenemos que ajustar la oferta a contenidos universales, entendibles en el resto del mundo. Que no es que sea algo coyuntural, sino que debe ser algo estructural. Zarandajas.
Mientras tanto, no miramos a quién deberíamos mirar. Los surcoreanos saben hacerlo: desde esta pequeña pieza en un noticiario hasta la estrategia de su Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo. Da igual que te guste el K-Pop o te gusten los K-Dramas, se trata de utilizar las redes sociales, donde están hablando de ti, para llevar a cabo políticas culturales estratégicas, que alimenten y permitan crecer a un sector. Se trata de Economía, Política y Cultura, de industrias culturales.
No es casualidad que en primavera del año pasado se haya inaugurado el Centro Cultural Coreano —donde, por cierto, estudio el idioma— en Madrid y que, poco a poco, su cultura se vaya colando en el informativo de una cadena nacional, aunque sea un minuto y medio. Alguien, en algún lugar de Seúl, debió dar órdenes para que se permitiera cierta estrategia, que permitiera ciertas tácticas de gestión y expansión cultural, que a su vez posibilitaron la promoción de una acción cultural concreta en un informativo nocturno, aunque sea de un viernes por la noche, y que yo, sin vinculación alguna a Corea del Sur, esté escribiendo este post.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=t8mHPeUhQRY[/youtube]